La salud mental de los jóvenes en Canadá enfrenta una crisis creciente que, según expertos, se ha agravado durante la última década. Más de 1,25 millones de jóvenes canadienses necesitan apoyo de salud mental cada año, pero más de la mitad no lo reciben, según datos de Mental Health Research Canada.
El impacto de la pandemia, combinado con la disminución de la actividad física, la falta de socialización y el tiempo excesivo frente a las pantallas, ha profundizado los problemas de salud mental, particularmente entre las niñas. Además, preocupaciones globales como el cambio climático han añadido un peso emocional adicional a las generaciones más jóvenes.
“Los niños no son pelotas de goma. No se recuperan de inmediato”, señaló Sara Austin, directora ejecutiva de Children First Canada, refiriéndose a las experiencias traumáticas que muchos jóvenes enfrentaron durante la pandemia y su lenta recuperación.
La gravedad del problema queda reflejada en las estadísticas: aproximadamente uno de cada cuatro jóvenes en Canadá ha experimentado pensamientos suicidas, siendo el suicidio la segunda causa principal de muerte entre esta población.
A pesar de la magnitud de la crisis, el acceso a recursos es limitado. Muchos jóvenes enfrentan largos tiempos de espera para recibir terapia.
Organizaciones como Jack.org están trabajando para eliminar el estigma en torno a la salud mental y fomentar conversaciones abiertas. Abby Walker, defensora de la salud mental y oradora de esta red, enfatiza que muchos jóvenes aún perciben la salud mental como un signo de debilidad, lo que los disuade de buscar ayuda.
El llamado de los expertos es claro: se necesitan más recursos y un enfoque renovado para garantizar que los jóvenes tengan acceso al apoyo que necesitan. “Es una estadística impactante que debería sacudirnos hasta los cimientos”, concluyó Austin, subrayando la urgencia de abordar la crisis y construir un futuro más saludable para las nuevas generaciones.
Redacción de: Karen Rodríguez A.