The Guardian reportó el caso de una ciudadana canadiense que denuncia haber sido detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) durante dos semanas en condiciones que califica de “inhumanas”. Según su relato, fue arrestada sin explicación mientras tramitaba su visa de trabajo y posteriormente trasladada a dos centros de detención distintos, donde presenció la angustia de otras personas atrapadas en el sistema migratorio estadounidense.
La canadiense, originaria de Whitehorse, Yukón, explicó que su visa de trabajo bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) había sido aprobada y le permitía trabajar en Estados Unidos legalmente. Sin embargo, en una revisión en la frontera de San Diego, un agente cuestionó su estatus migratorio y revocó su visa, obligándola a regresar a Canadá. Tras intentar regularizar su situación nuevamente, fue detenida de manera inesperada y trasladada a un centro de detención sin posibilidad de contactar a un abogado.
El testimonio de la afectada describe su reclusión en una celda de cemento fría y sobrepoblada, con luces encendidas permanentemente y sin acceso a información sobre su situación legal. Permaneció incomunicada y se le proporcionó una manta de papel aluminio para dormir. “Me sentí como si me hubieran secuestrado”, declaró.
Posteriormente, habría sido trasladada al Centro de Detención de Otay Mesa y luego al Centro de Detención Regional de San Luis, en Arizona, en condiciones que describe como “desgarradoras”. Durante el traslado, las detenidas fueron esposadas y encadenadas de pies y manos. Relata que al llegar al nuevo centro, se les realizó un proceso de admisión que incluyó exámenes médicos, toma de huellas dactilares y pruebas de embarazo en condiciones indignas.
Durante su estancia en los centros de detención, conoció a muchas personas que habían vivido en Estados Unidos durante años con visas de trabajo vencidas o en trámites migratorios pendientes. Muchas de ellas, dice, fueron arrestadas sin previo aviso y llevadas a detención prolongada sin claridad sobre su futuro. Describió historias de separación familiar, incertidumbre legal y angustia psicológica entre las detenidas.
Finalmente, gracias a la intervención de su equipo legal y la atención mediática, logró ser liberada. No obstante, su caso, reportado por The Guardian, pone en evidencia las fallas del sistema migratorio estadounidense y el trato que reciben quienes caen en custodia del ICE. “Fue una experiencia traumática, pero muchas de las personas que conocí siguen atrapadas en ese infierno burocrático”, concluyó.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
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