El cambio climático no solo está transformando el medio ambiente terrestre, sino que también está afectando la sostenibilidad del espacio alrededor del planeta. Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), publicado en la revista Nature Sustainability, advierte que el calentamiento global podría reducir entre un 33% y un 82% el espacio disponible para satélites en órbita terrestre baja hacia finales de siglo.
Este fenómeno ocurre porque el efecto invernadero calienta las capas bajas de la atmósfera pero enfría las superiores, donde operan los satélites. Este enfriamiento reduce la densidad atmosférica, disminuyendo la resistencia que normalmente desacelera y arrastra los desechos espaciales hacia la Tierra para su desintegración. Con una atmósfera menos densa, la basura espacial permanecerá en órbita por más tiempo, acumulándose peligrosamente.
Un problema creciente: basura espacial y riesgo de colisiones
Actualmente, existen millones de fragmentos de desechos espaciales alrededor de la Tierra, algunos del tamaño de una moneda de un centavo y otros tan grandes como un satélite. Estas piezas pueden viajar a velocidades de hasta 28,000 km/h, lo que las convierte en una amenaza para los satélites operativos, la Estación Espacial Internacional e incluso futuras misiones espaciales tripuladas.
La Corporación Aeroespacial, que monitorea estos escombros, estima que hay decenas de miles de piezas lo suficientemente grandes como para causar daños catastróficos en caso de impacto. Por ejemplo, en 2009, la colisión entre un satélite comercial y uno fuera de servicio generó miles de fragmentos adicionales, aumentando la contaminación orbital.
Según el sitio de seguimiento Orbiting Now, actualmente hay 11.905 satélites en órbita, de los cuales 7.356 están en órbita terrestre baja. Estos dispositivos desempeñan un papel fundamental en las telecomunicaciones, la navegación, la previsión meteorológica y la seguridad nacional, lo que hace que la gestión del entorno espacial sea crítica.
La densidad atmosférica a unos 400 km de altitud está disminuyendo aproximadamente un 2 % por década, y esta tendencia podría acelerarse si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. Esto no solo implica más desechos flotando en el espacio, sino que también podría hacer que la colocación de nuevos satélites y la exploración espacial sean más complicadas y costosas.
Los expertos insisten en la necesidad de desarrollar nuevas estrategias para mitigar el impacto de la basura espacial. Entre las soluciones propuestas se incluyen tecnologías para la eliminación activa de escombros, el diseño de satélites con mecanismos de autodesintegración y regulaciones más estrictas para reducir la generación de residuos en el espacio.
Redacción de: Karen Rodríguez A.