Los impuestos ayudan a pagar los programas y servicios gubernamentales de los que dependen los canadienses; además que proporcionan una red de seguridad social en la que todos los canadienses pueden confiar en tiempos de crisis.
Claramente, el impacto de la recesión de COVID ha sido muy desigual. Mientras que algunos canadienses han perdido sus trabajos o pequeñas empresas, otros sectores de la economía han florecido; por esto, para el gobierno, es justo pretender que los canadienses que pueden permitirse un poco más de lujos, contribuyan más a través de un impuesto sobre determinados artículos de lujo.
La idea de este impuesto de lujo es que se aplique a la venta de automóviles y aviones de lujo nuevos con un precio de venta minorista superior a $100,000 y barcos nuevos de más de $250,000. El impuesto se calculará al menos entre el 20% del valor por encima de los umbrales anteriormente mencionados o el 10% del valor total del coche, barco o avión de lujo.
Con el objetivo de que el impuesto entre en vigor el 1 de enero de 2022, el Departamento de Finanzas y el Gobierno de Canadá están iniciando consultas con las partes interesadas sobre el diseño del impuesto al lujo propuesto, quienes podrán dar sus puntos de vista antes del 30 de septiembre de 2021.