Escrito por: Karolina Droscova, estudiante de la Universidad de Toronto
Cuando me fui de Toronto en marzo después del cierre de la Universidad, pensé que me dirigía a un lugar más seguro. La República Checa ya cerró sus fronteras, implementó la cuarentena obligatoria, prohibió cualquier reunión de personas y cerró todas las tiendas excepto los servicios esenciales, mientras que el gobierno en Canadá fue un poco más lento en implementar políticas restrictivas.
Los checos se tomaron la situación mucho más en serio… al menos al principio. Una vez que llegó el verano, la gente comenzó a reunirse, disfrutar de festivales y mercados al aire libre, y vivir su vida como si no existiera el COVID-19. Debo admitir que yo era así también. Evité los clubes, las fiestas y las grandes reuniones, pero por lo demás, mi verano fue como cualquier otro verano anterior. Estaba viendo a mis amigos, mis amigos estaban viendo a sus amigos, estábamos viajando por Europa, andabamos en bicicleta por el país, haciendo senderismo en las montañas, asistiendo a clases de tenis y mucho más.
La gente, incluyéndome a mí, empezó a descuidarse. Además, el gobierno levantó la regulación obligatoria de las máscaras por “el clima caluroso que las hace insoportable”, y las escuelas abrieron el 1 de septiembre como cualquier otro año. Este descuido ahora está demostrando ser un gran error. Los casos de COVID se están acumulando. Cada día se rompe el récord diario, los hospitales se llenan, todos los países cierran su frontera con nosotros y la tasa de infección es la tercera más alta de Europa (después de España y Francia). La gente en Ontario está entrando en pánico porque hay 300 casos nuevos en un día, y aunque creo que algunas personas son demasiado paranoicas, también creo que deberíamos ser cautelosos.
Todo esto está sucediendo mientras yo ya estoy de regreso en Toronto. Me mudé aquí hace unas 3 semanas para el inicio del año escolar, porque, aunque todas mis clases son online, se imparten sincrónicamente, por lo que no las podría asistir si me quedara en casa. Una vez más tengo la suerte de haberme mudado a un espacio mucho más seguro. ¡Así que lo mantengamos seguro y usemos una máscara!
