A medida que la variante de COVID-19, Omicron, se sigue propagando por todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer que se ha evidenciado un alarmante aumento en las muertes por esta enfermedad.
“Desde que Omicron se identificó por primera vez hace sólo 10 semanas, se han informado casi 90 millones de casos a la OMS. Ahora estamos comenzando a ver un aumento muy preocupante de muertes en la mayoría de las regiones del mundo”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la organización. Tedros, anteriormente, ya había realizado comentarios con respecto a lo “peligroso” que sería para los países asumir que esta es la última variante del coronavirus.
Omicron, identificada por primera vez a finales de noviembre de 2021 por científicos sudafricanos, es la variante que se caracteriza por tener una mayor capacidad de propagación y contagio aún en las personas completamente vacunadas. Por lo que, teniendo en cuenta su facilidad contagio, los expertos sí afirmaron que era muy probable observar un aumento en el número de muertes aún cuando esta variante no es más letal que las anteriores.
Si bien las vacunas son menos efectivas cuando se habla de Omicron, han logrado mantener los síntomas del virus bajo control, disminuyendo el número de hospitalizaciones y pacientes letales; aún así, los casos de muertes están aumentando de manera alarmante. En Ontario, solo en el mes de enero murieron más de 1.000 pacientes; en el caso de los Estados Unidos, las muertes por COVID alcanzaron un máximo de 11 meses el domingo, según un análisis de Reuters; por su parte, Australia indicó que su día más mortal por el coronavirus fue el 28 de enero. Y, hasta la fecha, el total de muertes globales es de 5.676.248.
“Lo que es más preocupante en este momento para mí, y creo que para nosotros, es que en las últimas semanas estamos viendo un fuerte aumento en las muertes. Eso no debería estar sucediendo en este momento”, dijo Kerkhove, líder técnico de la OMS en COVID-19.
A pesar de esto, algunos países, incluidos Reino Unido y Dinamarca, están levantando las medidas de salud pública, teniendo en cuenta sus altos niveles de vacunación; mientras que en otros, como Canadá las restricciones se están levantando de forma gradual y cautelosa. Sin embargo, la OMS no recomienda aligerar las medidas sin precaución y temen que se presente el “síndrome de lemming”: porque el país de al lado abrió, el otro también lo hará.
Mike Ryan, jefe del programa de emergencias de la OMS, instó a los países a revisar sus situaciones con precaución y a tomar decisiones sobre las restricciones basadas en sus datos y capacidad de hacerle frente a la situación y no por “presión política”. “Eso dará como resultado una transmisión innecesaria y una muerte innecesaria”, afirmó.