Un juez estaría evaluando la solicitud del preso Murray Hooper condenado a muerte en Arizona para que se le hagan pruebas de huellas dactilares y de ADN a las pruebas de los dos asesinatos de 1980 por los que está programado que sea ejecutado el próximo mes.
Su abogada Kelly Culshaw, expresó en una audiencia el miércoles que su cliente es inocente, que no existe evidencia física que lo enlace con los asesinatos y que las pruebas forenses podrían conducir a la identificación de los verdaderos responsables “La evidencia forense habría hecho una diferencia en este caso”. Culshaw, también planteó preguntas sobre los beneficios que reciben los testigos que declararon en contra de su cliente, incluido el trato favorable en otros casos penales.
Murray Hooper fue condenado antes de que los sistemas computarizados de huellas dactilares y las pruebas de ADN estuvieran disponibles en casos penales, según su equipo legal.
Los fiscales dicen que incluso si se encontraran las huellas dactilares o el ADN de otra persona, eso no superaría la abrumadora evidencia contra Hooper.
Hooper sería el tercer preso ejecutado este año después de que Arizona reanudara las ejecuciones en mayo, luego de una pausa de casi ocho años atribuida tanto a la dificultad de obtener drogas de inyección letal como a las críticas de que una ejecución de 2014 fue fallida.
Hay 111 presos en el corredor de la muerte de Arizona y 22 han agotado sus apelaciones, según la Oficina del Fiscal General de Arizona.
