Las bebidas energéticas se han convertido en una opción popular entre estudiantes, trabajadores por turnos y personas que buscan mantenerse activas durante el día. Su atractivo radica en la promesa de un aumento inmediato del rendimiento físico y mental.
Estas bebidas suelen contener cuatro componentes principales: cafeína, aminoácidos, vitaminas del complejo B e ingredientes herbales. La cafeína, presente en concentraciones de hasta 160 miligramos por porción, es el principal estimulante. Otros compuestos como la L-taurina, la L-carnitina, el ginseng y el ginkgo biloba se añaden para mejorar la energía, la concentración o el estado de ánimo. Sin embargo, la falta de regulación sobre las dosis y combinaciones de estos ingredientes genera preocupación entre especialistas en salud.
Posibles efectos adversos y restricciones de consumo
El consumo excesivo de bebidas energéticas puede causar deshidratación, malestar digestivo, supresión del apetito y alteraciones del estado de ánimo. También se asocia con un mayor riesgo de arritmias cardíacas y ansiedad, especialmente en personas con enfermedades cardíacas, hipertensión o trastornos metabólicos.
Un estudio publicado en 2024 en la revista Heart Rhythm vinculó el consumo de bebidas energéticas con casos de paro cardíaco repentino en individuos con afecciones cardíacas subyacentes, lo que sugiere que la combinación de cafeína y otros estimulantes puede tener efectos peligrosos en personas vulnerables.
De acuerdo con Health Canada, los adultos no deberían consumir más de 400 miligramos de cafeína al día —equivalente a unas dos bebidas energéticas fuertes— para evitar efectos secundarios como insomnio, nerviosismo y aumento de la frecuencia cardíaca. Las autoridades también han recomendado restringir el acceso a estas bebidas para menores de 21 años, en línea con medidas aplicadas en otros países.
Redacción de: Karen Rodríguez A.




