Los incendios forestales más dañinos del mundo están ocurriendo con una frecuencia cuatro veces más que en la década de 1980, esto principalemnte debido al cambio climático causado por la actividad humana y la expansión de las zonas habitadas hacia regiones silvestres. Así lo revela un reciente estudio publicado en la revista Science, elaborado por científicos de Australia, Estados Unidos y Alemania.
El informe analiza los incendios más catastróficos de las últimas cuatro décadas, no solo por la superficie quemada, sino por su impacto social y económico. Los investigadores calcularon los 200 incendios más destructivos desde 1980 en función del porcentaje de daños al Producto Interno Bruto (PIB) de cada país, ajustado por inflación. Los resultados muestran un aumento de 4,4 veces en la frecuencia de estos desastres entre 1980 y 2023.
Durante los años ochenta, el planeta registraba un promedio de dos incendios de gran magnitud por año; entre 2014 y 2023, esa cifra ascendió a casi nueve anuales, con un máximo de trece en 2021. Aproximadamente el 43% de los incendios más graves del estudio se produjeron en la última década analizada, lo que marca una tendencia creciente y alarmante.
América del Norte y Europa concentran los incendios más costosos
Los investigadores identificaron a Europa y América del Norte como las regiones más afectadas económicamente. En el Mediterráneo, especialmente en Grecia, Italia, España y Portugal, así como en el oeste de Estados Unidos, particularmente California, los incendios se ven agravados por un clima cada vez más seco y por temperaturas elevadas asociadas al calentamiento global.
El estudio también evidenció que se triplicó la frecuencia de incendios en los que murieron al menos diez personas, como los ocurridos en Paradise (2018), Lahaina (2023) y Los Ángeles (2025). Aunque algunos de estos siniestros no abarcaron grandes extensiones de tierra, causaron pérdidas humanas y materiales desproporcionadas, lo que pone de relieve que el impacto de un incendio no depende solo de su tamaño, sino del contexto en el que ocurre.
Para la investigación, los autores combinaron más de 40 años de datos económicos globales del gigante asegurador Munich Re con la Base de Datos Internacional de Desastres de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. A partir de esta información, concluyeron que los llamados “climas de incendio”, entendidos como condiciones cálidas, secas y ventosas, favorecen la propagación del fuego y están aumentando significativamente en todo el mundo.
El cambio climático, sostienen, ha creado un entorno más propenso a desastres, intensificando las condiciones que favorecen incendios extremos. Aunque factores adicionales como la expansión urbana hacia zonas boscosas y la falta de manejo del material vegetal muerto también influyen, el calentamiento global se presenta como el principal motor de esta crisis.
Los resultados del estudio son especialmente relevantes para Canadá, donde el aumento de incendios en las últimas temporadas ha provocado pérdidas récord y afectado la calidad del aire incluso en regiones alejadas de los focos de fuego. Los expertos advierten que, si las tendencias actuales continúan, la frecuencia y severidad de los incendios podrían seguir en ascenso, exigiendo mayores esfuerzos de prevención, adaptación y resiliencia frente a un futuro climático más extremo.
Redacción de: Karen Rodríguez A.




