Cada 22 de abril, millones de personas alrededor del mundo conmemoran el Día de la Tierra, una jornada dedicada a reflexionar sobre el estado del medio ambiente y a promover acciones urgentes para su protección. Aunque la fecha oficial es el 22, muchas comunidades extienden la celebración con actividades durante los fines de semana anteriores o posteriores, como ferias ecológicas, limpiezas comunitarias, plantación de árboles y talleres educativos.
En 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas oficializó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, subrayando la urgencia de transformar nuestra relación con la naturaleza y reconocer al planeta como un sistema vivo.
Una fecha más vigente que nunca
Hoy, el Día de la Tierra cobra una relevancia aún mayor frente a amenazas ambientales cada vez más graves. El calentamiento global, impulsado por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la quema de combustibles fósiles, continúa intensificándose. De hecho, 2024 fue el año más caluroso registrado, con una temperatura media global 0,12 °C más alta que la de 2023. Sus efectos son evidentes: olas de calor extremas, incendios forestales, pérdida de hielo polar y el aumento del nivel del mar.
A esta crisis se suma la pérdida acelerada de biodiversidad. Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advierte que entre 1970 y 2016, las poblaciones de especies silvestres, como mamíferos, aves, reptiles, peces y anfibios, se redujeron en un 68% en promedio. Esta alarmante disminución pone en jaque la estabilidad de los ecosistemas y compromete el bienestar de millones de personas.
Actuar con conciencia y estrategia
En este contexto, el Día de la Tierra 2025 representa una oportunidad para repensar nuestras decisiones cotidianas, exigir compromisos más firmes a los gobiernos y avanzar hacia una economía respetuosa con los ciclos naturales. Desde acciones tan simples como lavar la ropa con conciencia hasta promover legislaciones transformadoras, todos podemos ser parte de la solución. Porque cuidar la Tierra no es una opción. Es una responsabilidad compartida.
Redacción de: Karen Rodríguez A.