El cambio climático ha alcanzado un nuevo punto crítico en 2024, que se posicionó como el año más caluroso de la historia, superando por primera vez el umbral simbólico de 1,5 °C de calentamiento global en relación con los niveles preindustriales. Esta cifra, establecida como límite por el Acuerdo de París en 2015, busca evitar los peores efectos del cambio climático. Sin embargo, expertos aclaran que superar esta marca en un solo año no significa que hayamos cruzado el punto de no retorno, ya que el parámetro se mide en períodos más largos.
El Servicio de Cambio Climático de Copernicus confirmó que la temperatura promedio global en 2024 fue de 15,1 °C, marcando un incremento sin precedentes respecto a los registros históricos. Este hito se dio en un contexto de eventos extremos: olas de calor abrasadoras, sequías prolongadas, incendios forestales y niveles récord de emisiones de carbono, especialmente en regiones como América Latina.
El año 2024 no solo destacó por el calor, sino también por sus consecuencias humanas y ecológicas. Países como Bolivia y Venezuela enfrentaron incendios sin precedentes, mientras que regiones vulnerables sufrieron el impacto de tormentas tropicales más intensas y lluvias torrenciales. Estos fenómenos extremos ponen de manifiesto los riesgos del cambio climático, que ya no es un problema del futuro, sino una realidad del presente.
El impacto fue especialmente devastador en la Antártida, donde la extensión del hielo marino alcanzó mínimos históricos, mientras que en el Ártico se observaron descensos significativos a partir de julio. En este escenario, los océanos registraron temperaturas alarmantemente altas, impulsadas por el fenómeno de El Niño, que influyó en las condiciones climáticas globales durante gran parte del año.
Proyecciones 2025
Aunque las proyecciones para 2025 anticipan un leve descenso en las temperaturas debido al desarrollo de un evento de La Niña, los meteorólogos advierten que esto no será suficiente para contrarrestar el impacto acumulativo de los gases de efecto invernadero. Se espera que las temperaturas se mantengan por encima de los niveles normales en gran parte del mundo, incluido Canadá.
La comunidad científica insiste en que el cambio climático impulsado por las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, sigue siendo el principal motor del calentamiento global. Ante este panorama, los líderes mundiales enfrentan una creciente presión para implementar políticas más ambiciosas que limiten las emisiones de carbono y aceleren la transición hacia energías limpias.
A medida que nos adentramos en 2025, la pregunta no es si podemos revertir el daño causado, sino cómo nos adaptaremos a sus peores consecuencias. El tiempo para actuar se está agotando, y el destino de las futuras generaciones depende de las decisiones que tomemos en la actualidad.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
