Rusia llevó a cabo un devastador ataque aéreo contra la red energética de Ucrania el jueves, utilizando casi 200 misiles y drones, en lo que las autoridades ucranianas describen como un intento deliberado de paralizar al país antes del invierno. Más de un millón de hogares quedaron sin electricidad tras el ataque, el undécimo de esta magnitud en lo que va del año.
En la región de Lviv, más de 500.000 hogares quedaron sin electricidad, mientras que, en Rivne, los apagones afectaron a 280.000 viviendas, además de interrumpir el suministro de agua. Regiones como Volyn e Ivano-Frankivsk también reportaron daños significativos, lo que llevó a la apertura de “puntos de invencibilidad” para que los ciudadanos puedan acceder a energía y alimentos básicos durante los apagones. En Kiev, los restos de misiles cayeron sobre un vecindario, aunque no se reportaron víctimas. La alerta antiaérea en la capital se prolongó por más de nueve horas, destacando la magnitud del ataque.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, calificó el uso de municiones en racimo en los ataques como una “escalada insidiosa” dirigida tanto a infraestructura crítica como a objetivos civiles. Estas municiones, que liberan múltiples bombas pequeñas sobre una amplia área, representan un riesgo significativo para la población incluso después de su impacto inicial.
El ministro de Energía, Herman Halushchenko, confirmó cortes de emergencia en todo el país, y advirtió sobre los efectos devastadores en la industria de defensa ucraniana y en la capacidad de la población para enfrentar los meses de frío.
Respuesta de Rusia y escalada militar
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que las fuerzas rusas alcanzaron 17 objetivos militares ucranianos con 100 drones y 90 misiles. Además, advirtió sobre el uso de un nuevo misil balístico, el Oreshnik, capaz de alcanzar Kiev con seis ojivas y velocidades que lo hacen “imposible de interceptar”. Putin justificó el ataque como una represalia por el uso de misiles de fabricación estadounidense por parte de Ucrania en territorio ruso, que según él, contó con el aval del presidente Joe Biden.
Desde el inicio de la guerra, Rusia ha atacado sistemáticamente la infraestructura energética ucraniana, dejando a la mitad del sistema eléctrico del país destruido. Estas tácticas buscan no solo debilitar al ejército ucraniano, sino también privar a los civiles de servicios esenciales durante el invierno, una estrategia que funcionarios ucranianos describen como “usar el invierno como arma”.
La fuerza aérea ucraniana aseguró haber interceptado 76 misiles de crucero y 32 drones, aunque reconoció que los sistemas de defensa son insuficientes frente a la magnitud de los ataques. Zelenskyy renovó su llamado a Occidente para acelerar el envío de sistemas de defensa aérea, subrayando que cada retraso pone en riesgo vidas.
Además, acusaciones recientes sugieren que Corea del Norte ha intensificado su apoyo militar a Rusia, enviando suministros bélicos esenciales para mantener los ataques, lo que ha intensificado las tensiones internacionales.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
