Decenas de miles de personas en Puerto Rico siguen sin electricidad una semana después de que la tormenta tropical Ernesto azotara la isla, afectando gravemente la infraestructura eléctrica del territorio estadounidense. Las autoridades han prometido restablecer el servicio a todos los afectados para el fin de semana, mientras el Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre nuevas olas de calor peligrosas.
Hasta la tarde del martes, más de 40.000 de los casi 1,5 millones de clientes permanecían sin electricidad, lo que representa un desafío significativo para Luma Energy, la empresa encargada de la transmisión y distribución eléctrica en la isla. Las autoridades aseguraron que todas las escuelas contarían con electricidad para el final del día, y que alrededor del 80% de los centros médicos de urgencia también disponían de servicio eléctrico.
Las ciudades costeras del noreste, como Luquillo, Fajardo, Río Grande y Yabucoa, fueron algunas de las más afectadas, con Luquillo reportando un 30% de sus clientes sin electricidad.
Declaraciones oficiales
Juan Saca, presidente de Luma Energy, afirmó que la empresa está trabajando incansablemente, pero señaló que, además de los apagones causados por la tormenta, existe un déficit en la generación eléctrica. Saca advirtió que hasta 70.000 clientes podrían experimentar cortes temporales en el suministro durante las próximas horas debido a la reducción manual del suministro.
Desde que Luma asumió la operación de la red en 2021, la compañía ha enfrentado críticas por su gestión, y recientemente ha aumentado la presión para que se rescinda su contrato, especialmente en un año electoral. Sin embargo, el gobernador Pedro Pierluisi defendió la respuesta rápida de la compañía tras el paso de Ernesto, destacando que el 96% de la población recuperó el servicio en tres días.
El paso de la tormenta dejó sin electricidad a un máximo de 750.000 clientes, y las autoridades atribuyeron los cortes a los daños causados por la caída de árboles y los fuertes vientos. A pesar de estos esfuerzos, la frustración persiste en la isla, donde la pobreza y la falta de acceso a generadores y paneles solares han dejado a muchos residentes en una situación vulnerable.
La red eléctrica de Puerto Rico sigue siendo frágil desde que el huracán María devastó la isla en 2017, exacerbando una infraestructura que ya estaba en deterioro debido a años de falta de mantenimiento. A pesar de las promesas de mejoras, muchos puertorriqueños sienten que el progreso ha sido lento, y la reciente tormenta ha puesto de relieve la necesidad urgente de una red más confiable y resiliente.
Redacción de: Karen Rodríguez A.