Un análisis reciente sobre el impuesto a las bebidas azucaradas implementado en Terranova y Labrador revela indicios de eficacia en la reducción del consumo de azúcar entre la población, aunque la medida será eliminada antes de permitir una evaluación completa de su impacto.
El impuesto, introducido en septiembre de 2022, añadía un recargo de 20 centavos por litro a bebidas azucaradas como refrescos, con el objetivo de incentivar cambios hacia alternativas más saludables. Según el estudio, patrocinado por la Fundación del Corazón y los Accidentes Cerebrovasculares (Heart and Stroke foundation), la probabilidad ponderada de consumo de ciertas bebidas gravadas se redujo aproximadamente un 25%.
Además, el análisis de datos de ventas en la región atlántica muestra que las ventas per cápita de estos productos disminuyeron un 11,6% en Terranova y Labrador, en comparación con el 6,7% en otras provincias del Atlántico. Las ventas de agua embotellada aumentaron, al igual que el consumo de refrescos dietéticos o sin azúcar.
Una medida descartada prematuramente
A pesar de estos primeros resultados, el impuesto será derogado completamente a partir del 1 de julio. La decisión fue anunciada por el nuevo primer ministro provincial, John Hogan, quien asumió el cargo en mayo y justificó la medida argumentando que el impuesto contribuía a los problemas de asequibilidad que enfrenta la población.
“Estamos decepcionados porque no vimos ninguna evidencia de que se haya realizado una evaluación significativa a nivel gubernamental”, señaló Scott Harding, coautor del estudio y profesor asociado de bioquímica nutricional en la Universidad Memorial. “Nos hubiera gustado que esperaran hasta que al menos vieran nuestros datos”.
Harding destacó que el cambio de comportamiento observado, como la disminución del consumo de bebidas azucaradas y el aumento en el consumo de agua, es precisamente el tipo de efecto que se buscaba. Sin embargo, también advirtió que un período de solo dos años es insuficiente para medir resultados sostenibles a largo plazo.
El investigador sugirió que un impuesto más efectivo sería uno de mayor alcance, con menos excepciones, ya que el actual excluía productos como leche con chocolate y batidos.
Aunque el impuesto fue impopular entre la ciudadanía y objeto de críticas en el ámbito político local, expertos consideran que puede servir como modelo para otras jurisdicciones interesadas en políticas de salud pública.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
