México está en camino hacia una presidencia encabezada por una mujer. La elección de Claudia Sheinbaum, exalcaldesa de Ciudad de México, como la sucesora de Andrés Manuel López Obrador, por parte del partido gobernante Morena, marca el punto culminante de una semana política crucial que también vio a la senadora Xóchitl Gálvez ser nominada como candidata por la alianza opositora.
Aunque Sheinbaum, una científica de 61 años, y Gálvez, una ingeniera de 60, representan enfoques diferentes para gobernar México, ambas han subrayado la preparación del país para tener una mujer como líder. No obstante, este camino estará lleno de desafíos.
La persistente violencia de género en México sirve como un indicador preocupante. México se hizo tristemente famoso en América Latina por el término “feminicidio” debido a los frecuentes asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez a finales del siglo pasado. Según ONU Mujeres, casi una de cada tres mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida.
A pesar de esto, en los últimos años, las mujeres han logrado obtener un mayor espacio en la política, especialmente en esta administración, en parte gracias al sistema de cuotas establecido en las leyes mexicanas. Sin embargo, en ocasiones, esta igualdad ha sido más una formalidad que una realidad, diseñada para cumplir con apariencias.
Hasta ahora, no se han designado candidatos masculinos para la contienda, pero es posible que surjan. El Movimiento Ciudadano, un partido de oposición que gobierna estados económicamente importantes como Jalisco y Nuevo León, aún no ha tomado una decisión clara sobre si apoyará a Gálvez, como lo solicitan algunos de sus miembros, o buscará a otro candidato.
Redacción de: Karen Rodríguez
