Google pidió a un juez federal de Estados Unidos que rechace la posibilidad de separar su navegador Chrome como remedio antimonopolio, tras una histórica decisión judicial que concluyó que la empresa mantiene un monopolio ilegal en las búsquedas en línea. La petición se presentó durante la fase final del proceso judicial que evalúa qué medidas debe imponer el tribunal para restablecer la competencia en el mercado digital.
El juez Amit Mehta, del Tribunal de Distrito de EE. UU., escuchó los argumentos finales de Google y del Departamento de Justicia (DOJ), que lidera la acusación contra la empresa de Silicon Valley. El gobierno estadounidense propone una serie de acciones estructurales, entre ellas que Google se deshaga de Chrome y que se le prohíba establecer acuerdos predeterminados con fabricantes como Apple y Samsung para instalar sus servicios de búsqueda.
Según el DOJ, la combinación de Chrome y la búsqueda predeterminada de Google refuerza de manera indebida su posición dominante, especialmente ahora que la inteligencia artificial está transformando la forma en que los usuarios acceden a la información. Argumentan que mantener el control exclusivo sobre estas herramientas clave limita el desarrollo de alternativas impulsadas por IA, como ChatGPT o Perplexity.
El abogado de Google, John Schmidtlein, rechazó estas afirmaciones y sostuvo que no se presentó evidencia concreta de que los usuarios hubieran elegido otros motores de búsqueda si no existieran los acuerdos de exclusividad. Por su parte, el abogado del DOJ, David Dahlquist, argumentó que Apple pidió en múltiples ocasiones mayor libertad para instalar motores de búsqueda alternativos, pero Google lo impidió a través de sus acuerdos comerciales, por los que pagó miles de millones de dólares.
El gigante tecnológico considera que las propuestas del gobierno exceden el alcance de la demanda original. Afirma que separar Chrome o forzar la venta de su sistema operativo Android representaría una intervención desproporcionada en el modelo de negocio de la empresa y un riesgo para la innovación tecnológica, especialmente en un contexto de competencia acelerada por el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial generativa.
La demanda del DOJ contra Google fue presentada hace casi cinco años, antes de la irrupción de tecnologías como ChatGPT. No obstante, los avances recientes en IA han reforzado el argumento del gobierno de que Google podría consolidar aún más su hegemonía al controlar los puntos de entrada al ecosistema digital.
El juez Mehta deberá ahora deliberar sobre las medidas correctivas. Su decisión podría tener implicaciones profundas no solo para Google, sino también para la estructura futura del mercado de búsquedas y de la competencia digital en Estados Unidos y a nivel global.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
