Con la llegada del verano, las autoridades sanitarias advierten sobre un aumento sostenido en el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por garrapatas como la enfermedad de Lyme. La Agencia de Salud Pública de Canadá (PHAC) ha identificado más de 1.100 municipios como zonas de riesgo por exposición a esta infección, provocada por la bacteria Borrelia burgdorferi.
Los datos recientes señalan que las zonas con mayor riesgo se ubican principalmente a lo largo de la frontera con Estados Unidos, así como en áreas densamente pobladas. En el oeste del país, las áreas de mayor exposición comprenden la isla de Vancouver, las regiones costeras del Lower Mainland en Columbia Británica. En Manitoba, casi toda la provincia se considera de riesgo, desde el norte del lago Winnipeg hasta la frontera con Estados Unidos. En Ontario, el sur de la provincia, especialmente el Área Metropolitana de Toronto y las costas de los Grandes Lagos, muestra una alta concentración de garrapatas portadoras. Asimismo, un corredor de riesgo se extiende desde Kingston hasta Montreal. En la región atlántica, Nuevo Brunswick y Nueva Escocia, incluida la isla de Cabo Bretón, también han sido señaladas como zonas de alto riesgo.
Cambio climático y expansión territorial
El cambio climático es el principal factor detrás de la creciente distribución geográfica de las garrapatas. El aumento sostenido de las temperaturas ha permitido que estos artrópodos sobrevivan a los inviernos canadienses en zonas donde antes no podían establecerse. Este fenómeno ha ampliado progresivamente el rango de hábitats viables para las garrapatas infectadas y ha incrementado la duración de su temporada activa. Además, el desplazamiento de especies como ratones, ciervos y aves ha facilitado su dispersión hacia nuevas regiones.
La enfermedad de Lyme es causada por una bacteria transmitida a través de la picadura de garrapatas presentes en el país. Aunque los síntomas iniciales pueden ser leves, como fiebre, fatiga, inflamación de ganglios y erupciones cutáneas, la infección puede progresar y causar efectos más graves, incluyendo artritis, problemas neurológicos, dolor muscular y parálisis facial.
El número de casos ha aumentado de forma significativa en las últimas dos décadas. Desde que se iniciaron los registros nacionales en 2009, se ha pasado de unos pocos cientos de casos anuales a más de 5.000 reportes preliminares en el último año. Las cifras varían anualmente debido a factores como las condiciones meteorológicas, los niveles de exposición al aire libre y la eficacia de las campañas de prevención. Además, muchos casos podrían no ser reportados debido a que los síntomas pueden confundirse con otras afecciones o pasar desapercibidos en etapas tempranas.
Las autoridades sanitarias recomiendan precaución generalizada, incluso en áreas fuera de los códigos postales oficialmente catalogados como zonas de riesgo, ya que las garrapatas pueden aparecer en lugares no habituales, transportadas por animales silvestres. La prevención incluye el uso de ropa adecuada, la aplicación de repelentes y la inspección del cuerpo después de actividades al aire libre.
Redacción de: Karen Rodríguez A.