A medida que aumentan las tensiones entre Canadá y Estados Unidos, los canadienses han encontrado una forma singular de resistencia: ondear su bandera con más orgullo que nunca. La creciente hostilidad del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha propuesto aranceles y ha insinuado la anexión de Canadá, ha impulsado un inesperado auge en la venta de banderas en el país.
Fabricantes de banderas canadienses informan que las ventas se han duplicado en comparación con el año pasado. “Cuanto más habla Trump, más banderas vendemos”, afirma Debbie Hartlen, propietaria de The Flag Shop Nova Scotia, cuyo negocio ha pasado de vender unas pocas banderas al día a aproximadamente 300. “Es irónico, pero de alguna manera, le debemos este renacer del patriotismo a él”.
Este resurgimiento del orgullo nacional coincide con la celebración del 60.º aniversario de la bandera de la hoja de arce roja y blanca. Normalmente, el Día de la Bandera Nacional de Canadá, que se celebra el 15 de febrero, pasa desapercibido para muchos. Sin embargo, este año, el llamado de cinco ex primeros ministros a “mostrar la bandera como nunca antes” ha llegado a los canadienses. En respuesta, ciudades como Mississauga organizaron eventos especiales, incluyendo la iluminación de la torre del reloj del Centro Cívico en rojo y blanco.
Una bandera con historia
La bandera canadiense ha tenido un pasado complejo. Durante décadas, Canadá utilizó la Union Jack británica y la Bandera Roja Canadiense hasta que el diseño de la hoja de arce fue adoptado en 1965 bajo el liderazgo de Lester B. Pearson. Pese a la resistencia inicial, se ha convertido en un símbolo de unidad y valores canadienses.
El reciente auge en la venta de banderas también se explica por la necesidad de muchos ciudadanos de recuperar su símbolo patrio. “Canadá es una nación pacífica, pero también firme en su identidad”, comenta Mario Trahan, copropietario de L’étendard Flags and Banners en Quebec. Su empresa ha fabricado tradicionalmente 35.000 banderas al año, pero la demanda ha crecido tanto que podría necesitar contratar más trabajadores.
En paralelo, la economía canadiense enfrenta la amenaza de nuevos aranceles estadounidenses, incluyendo un impuesto del 25% a las importaciones de aluminio y acero. Como respuesta, el gobierno y las autoridades locales están promoviendo el consumo de productos nacionales con la campaña “Elige Canadá”.
Mientras los lazos comerciales entre ambos países se tambalean, el espíritu canadiense parece más fuerte que nunca. La bandera de la hoja de arce, ondeando en casas, oficinas y espacios públicos, se ha convertido en una expresión visible de unidad frente a la adversidad.
Redacción de: Karen Rodríguez A.