La oficina de la viceprimera ministra Chrystia Freeland, fue el local escogido por los trabajadores migrantes para pedir a las autoridades federales que se les otorgue el estatus de residentes permanentes a los operarios indocumentados.
Actualmente, trabajan en Canadá más de medio millón de trabajadores extranjeros temporales, estos inmigrantes afirman que su estatus les genera miedo e inseguridad, a pesar de que realizan trabajos esenciales, como la agricultura, por ejemplo.
De acuerdo con la Alianza de Trabajadores Migrantes para el Cambio, muchos de sus asociados enfrentan décadas de temporalidad, separación familiar y maltratos, para finalmente seguir como indocumentados, con el riesgo de tener que abandonar el país.
Sarom Rho, una integrante del colectivo de los trabajadores, aseveró que al negarles el estatus permanente, también se les niega sus derechos básicos, se permite la explotación y abuso por parte de los empleadores y se genera el miedo a la separación familiar.
Otra trabajadora indocumentada, llamada Janet Hinds, dijo que sólo le piden al primer ministro Justin Trudeau, que cumpla su promesa de crear inmediatamente un programa que les otorgue a todos las personas indocumentadas el estatus de residentes.
Los manifestantes querían hacer llegar al primer ministro, una carta acompañada de cien calabazas que fueron cultivadas por los propios trabajadores inmigrantes, para que fueran encaminadas a los parlamentarios y al gabinete de ministros de todo el país.
Por su parte, el ministro de Inmigración, Mark Miller, afirmó que el informe del gobierno federal que describe acciones claves para fortalecer el sistema de inmigración, se basa en consultas con las partes interesadas y que al planificar las políticas de inmigración, tienen presente la atención médica, la vivienda, la infraestructura y otros servicios.
Redacción de: J.Bendezu, LJI Reporter