A partir de esta semana, Japón comenzó a aplicar nuevas restricciones sobre los nombres que los padres pueden dar a sus hijos, con el objetivo de limitar el uso de nombres conocidos como kirakira, una palabra que en japonés significa “brillante” o “reluciente”, caracterizados por pronunciaciones poco convencionales y lecturas fonéticas inusuales de caracteres kanji.
La medida busca reducir la creciente confusión generada en instituciones como escuelas, hospitales y oficinas gubernamentales, donde estos nombres generan dificultades en su lectura, registro y pronunciación. Aunque aún son una minoría, los nombres kirakira han ganado popularidad desde la década de 1980, impulsados por un deseo creciente de singularidad y expresión individual por parte de los padres japoneses.
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Regulación sobre lecturas fonéticas y control administrativo
El sistema de escritura japonés combina tres alfabetos: los silábicos hiragana y katakana, y el kanji, derivado de caracteres chinos. Estos últimos, utilizados comúnmente para los nombres propios, pueden tener múltiples lecturas posibles, lo que permite un amplio margen de creatividad al momento de elegir nombres. Los nombres kirakira suelen aprovechar esta flexibilidad para crear combinaciones originales que no coinciden con las pronunciaciones tradicionales del kanji, lo que dificulta su interpretación correcta sin una guía fonética explícita.
Con las nuevas normas, el gobierno japonés exigirá que los padres incluyan la lectura fonética del nombre al registrarlo oficialmente. Si las autoridades locales detectan que el nombre no concuerda con pronunciaciones comúnmente aceptadas de los caracteres elegidos, podrán solicitar aclaraciones adicionales o incluso rechazar el registro del nombre. Esta intervención pretende evitar futuros problemas burocráticos para los niños, así como prevenir posibles casos de acoso escolar derivados de nombres considerados inusuales o extravagantes.
El auge de los nombres kirakira refleja un cambio cultural más amplio en Japón, orientado hacia el individualismo y la diferenciación. Estudios recientes indican que esta tendencia ha sido especialmente marcada entre niñas, lo que podría sugerir una expectativa parental de empoderamiento o singularidad mayor para las hijas que para los hijos. Este fenómeno se ha desarrollado en paralelo con otros cambios sociales en Japón, como la transformación de las estructuras familiares y los valores tradicionales.
Japón no es el único país donde los nombres inusuales se han vuelto más comunes. Estados Unidos, China y Alemania también han registrado un incremento en el uso de nombres únicos, aunque con diferentes enfoques regulatorios. En Estados Unidos, por ejemplo, algunos estados limitan el uso de símbolos o caracteres fuera del alfabeto inglés, mientras que Alemania y Nueva Zelanda imponen restricciones basadas en el posible perjuicio para el menor.
Redacción de: Karen Rodríguez A.