Por Jack Stanley, estudiante de la Universidad de Toronto
El 7 de marzo de 2019, publiqué mi investigación del COVID-19, la enfermedad que está causando el trastorno actual. A inicios de marzo, solo 51 casos positivos de COVID-19 se habían presentado en Canadá. A la fecha, hay mas de 15.800 casos lo que nos hace conscientes de que esta cifra aumentará. Debemos esperar unas semanas más, antes de que podamos entender los efectos que tendrá en nuestras vidas este test del distanciamiento social.
Hace varias semanas, la Universidad de Toronto canceló las clases presenciales. Hoy, veo videos que mis profesores produjeron y después, intento enfocarme en mis tareas y estudios en mi habitación, un oasis de seguridad en un mundo infectado y peligroso.
Hace dos semanas ví mis amigos en la vida real. Hoy, nos mantenemos en contacto a través de videollamadas. Somos un grupo muy unido y ahora de repente, estamos dispersos por todo el mundo.
Soy estudiante internacional de EEUU. A este momento, no tengo familia en Toronto. Mis padres viven en China y cuando supieron que la universidad canceló a mis clases, querían que me uniera con ellos porque ahora la crisis en China ya ha disminuido. Creen que es más seguro allí que en Canadá; sin embargo, antes de que yo pudiera comprar billetes de avión, el gobierno canadiense anunció las restricciones para entrada y salida del país. Unos días después, China prohibió la entrada de todos excepto por sus propios ciudadanos.
Sin ningún lugar donde pudiera ir, decidí quedarme aquí. Afortunadamente me encuentro seguro en un apartamento y no consideraba oportuno exponerme a un viaje de 24 horas y tres vuelos con dos escalas , ni tampoco una cuarentena obligatoria de 14 días en China.
Tuve que implementar cambios radicales en mi vida. Repentinamente, no pude ir a estudiar en las bibliotecas, ni ir al gimnasio o ver a mis amigos. Me he ajustado a rutina nueva. Me levanto temprano y aunque normalmente no me gusta estudiar en casa ahora no tengo otra opción, ya me estoy acostumbrado a a esta nueva rutina.
El concepto del “distanciamiento social” es reciente y difícil de entender. hay que establecer distancia física con la gente que está en cerca y al mismo tiempo , es pertinente mantenerse en contacto con amigos y familia.
Aunque me quedo en casa por 23 horas al día, cumpliendo un riguroso distanciamiento del resto de la gente también hablo mucho con mis amigos y familia con mensajes y videollamadas que me hacen sentir vivo y conectado a la gente que quiero y cuenta en mi vida. Creo que con estos cambios intensos no debemos perder nuestros vínculos y cuidar nuestra salud mental.
Esta pandemia se desarrolló muy rápidamente y me sorprendió mucho. Sería apropiado decir que mi vida cambió dentro de unos días y mi experiencia no es personal porque pareciera que todo el mundo está tratando con las mismas dudas, frustraciones y miedos. Con solo una mirada a los periódicos y foros de internet, es evidente que la gente tiene opiniones fuertes sobre el crisis. Nadie sabe con certeza que haremos cuando todo esto termine. Solo sé que esta crisis me enseñó el valor de amistad, relaciones sociales y la normalidad o del dia a dia. No los daré por sentado nunca más .
Durante tanta inestabilidad, tenemos que adaptar y tratar con esta situación complicada pero al mismo tiempo debemos mostrar empatía y comprensión por todos nuestros amigos, familias, vecinos y los demás. Debemos hacer lo que nos toca: quedarnos en casa y proteger el Mundo.