Investigación muestra que interrupciones repetitivas del sueño entre los 30 y 40 años pueden influir en el rendimiento cognitivo años después, según publicación en Neurology.
Según un reciente estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, las interrupciones en el sueño entre los 30 y los 40 años podrían tener un impacto significativo en la función cognitiva posterior. Los investigadores descubrieron que las personas que experimentan interrupciones frecuentes del sueño en este período tienen más del doble de probabilidades de enfrentar problemas de memoria y pensamiento una década después.
El estudio se llevó a cabo a principios de la década de 2000, siguiendo a cientos de individuos durante dos visitas nocturnas con un año de diferencia, capturando seis noches de sueño por persona. Mediante el uso de un monitor de actividad de muñeca para evaluar la calidad del sueño y la fragmentación del mismo, se midieron las interrupciones breves y repetitivas durante la noche. Los participantes, con un promedio de 40 años, fueron evaluados posteriormente en 2015-2016 para medir su capacidad cognitiva, incluyendo pruebas de velocidad de procesamiento, función ejecutiva, memoria y fluidez.
Los resultados mostraron que aquellos que experimentaban una mayor fragmentación del sueño, identificada por periodos de movimiento durante la noche, tenían más probabilidades de enfrentar problemas cognitivos en todas las pruebas realizadas más de una década después. De las 175 personas con mayor fragmentación del sueño, 44 mostraron un rendimiento cognitivo deficiente después de 10 años, en comparación con solo 10 de las 176 personas con sueño menos interrumpido.
El Dr. Yue Leng, autor del estudio y profesor asociado de psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco, destacó la importancia de este hallazgo para comprender el papel del sueño como factor de riesgo para enfermedades neurodegenerativas. Señaló que este vínculo podría ayudar en la prevención temprana de condiciones como la enfermedad de Alzheimer, ya que los primeros signos de esta enfermedad suelen aparecer varias décadas antes de que comiencen los síntomas.
Este hallazgo cobra importancia, ya que entre un tercio de los estadounidenses no duermen lo suficiente, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Problemas como la apnea del sueño, el insomnio y el síndrome de piernas inquietas afectan a entre 50 y 70 millones de estadounidenses y se asocian con un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes, derrames cerebrales, enfermedades cardiovasculares y demencia.
Los expertos en sueño aconsejan buscar la causa subyacente de la interrupción del sueño y recomiendan establecer rutinas regulares, evitar ejercicios antes de acostarse y mantener un ambiente adecuado para dormir. Asimismo, resaltan la importancia de consultar con un médico para abordar cualquier problema del sueño.
Este estudio, aunque destaca la relación entre el sueño y la cognición, apunta a la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor la conexión y abrir nuevas oportunidades para la prevención de enfermedades neurodegenerativas en el futuro.
Redacción de: Karen Rodríguez