Según declaraciones de la policía de Nueva Zelanda, el hombre armado que mató a dos compañeros de trabajo en un sitio de construcción de Nueva Zelanda y resultó herido durante un tiroteo con la policía, habría muerto a causa de una herida autoinfligida.
El tiroteo del jueves cerró parte del centro de Auckland horas antes del partido inaugural del torneo de fútbol de la Copa Mundial Femenina, que se llevó a cabo bajo una mayor seguridad.
El superintendente Ross McKay dijo que las autopsias completas mostraron cómo terminó la violencia después de que Matu Reid, de 24 años, se atrincherara en el hueco de un ascensor durante el tiroteo con la policía.
Los registros judiciales obtenidos por The Associated Press muestran que Reid cumplía una sentencia de detención domiciliaria luego de ser declarado culpable de violencia doméstica después de golpear a su entonces novia en 2021. Los registros indican que él la golpeó, le dio patadas en el estómago y le apretó la garganta durante unos 10 segundos, lo que le hizo temer por su vida. La mujer escapó de Reid y llamó a la policía desde una gasolinera. En marzo, un juez condenó a Reid a cinco meses de arresto domiciliario. Sin embargo, la policía señaló que tenía una exención para trabajar en el sitio de construcción.
Nueva Zelanda tiene leyes de armas estrictas, impuestas en 2019 después de que el peor tiroteo masivo del país provocó un cambio radical en las actitudes hacia las armas. En ese ataque, un tirador mató a 51 fieles musulmanes en dos mezquitas de Christchurch durante las oraciones del viernes. En este contexto, se aprobó la prohibición de la mayoría de las armas semiautomáticas con solo un miembro del Parlamento votando en contra. Más de 50.000 de las armas recientemente prohibidas fueron entregadas a la policía en un plan de recompra.
La escopeta utilizada en el ataque del jueves no estaba prohibida por las nuevas leyes, pero Reid no tenía una licencia de armas y, por lo tanto, no debería haber estado en posesión de un arma de fuego, destacó la policía.
Redacción de: Karen Rodríguez