Mientras continúa la invasión rusa de Ucrania sin un final a la vista, la muy celebrada unidad de la OTAN enfrenta nuevas tensiones cuando los líderes se reúnen para su cumbre anual esta semana en Vilnius, Lituania.
La alianza de seguridad más grande del mundo está luchando para llegar a un acuerdo sobre la admisión de Suecia como su miembro número 32. El gasto militar de los países miembros será un tema de debate. Además, la incapacidad de llegar a un compromiso sobre quién debería servir como el próximo líder de la OTAN obligó a extender el mandato del actual secretario general por un año más.
Quizás las preguntas más difíciles se relacionan sobre cómo se debería facilitar el ingreso de Ucrania en la OTAN. Algunos sostienen que admitir que Ucrania cumpliría una promesa hecha hace años y sería un paso necesario para disuadir la agresión rusa en Europa del Este. Otros temen que se vea como una provocación que podría convertirse en un conflicto aún más amplio.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mencionó que no cree que Ucrania esté lista para ser miembro de la OTAN, y destacó que el unirse a la OTAN requiere que los países “cumplan con todos los requisitos, desde la democratización hasta una amplia gama de otros temas”. En ese sentido, señaló que Estados Unidos debería brindar asistencia de seguridad a largo plazo a Ucrania, es decir, “la capacidad de defenderse”, como lo hace con Israel.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, está ansioso por explotar las divisiones mientras lucha por ganar terreno en Ucrania y enfrenta desafíos políticos en el país, incluidas las secuelas de una breve revuelta del grupo mercenario Wagner.
Redacción de: Karen Rodríguez