Asaltantes arrojaron artefactos explosivos en una estación de policía en el estado de Chiapas, en el sur de México, mientras continúa la búsqueda masiva de 16 empleados policiales secuestrados en una carretera local. Los ataques resaltan una nueva batalla territorial entre carteles por la influencia sobre la policía en el estado, que limita con Guatemala, y el control de su tráfico de drogas e inmigrantes.
El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que los secuestros eran parte de una batalla entre dos pandillas y dijo que “hoy en día eso es lo más común… que los grupos se enfrenten”. Más de 1.000 agentes de la ley estatales y federales realizaron una búsqueda por tierra y aire de los empleados de policía desaparecidos.
La expansión del conflicto de los cárteles a Chiapas marcaría una escalada. El estado ha experimentado durante mucho tiempo conflictos territoriales, étnicos, políticos y religiosos, pero se ha librado en gran medida de la violencia de los cárteles de la droga que afecta a otras partes del país.
El miércoles se publicó en las redes sociales un video de los policías secuestrados. En él, una de las víctimas dijo que los secuestradores exigían la renuncia de al menos tres policías estatales, incluido el segundo al mando de la fuerza. Uno de los cárteles que operan en Chiapas acusó a los policías de favorecer a una pandilla rival.
La violencia en la región fronteriza de México con Guatemala se ha intensificado en los últimos meses en medio de una disputa territorial entre el Cártel de Sinaloa, que ha dominado la zona, y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Redacción de: Karen Rodríguez