Días de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los partidarios del líder de la oposición en Senegal Ousmane Sonko han causado la muerte de al menos 16 personas y cientos de heridos. En este escenario, la policía arrestó a 500 personas, algunas de las cuales usaron bombas Molotov y armas.
Los expertos de Senegal pidieron al gobierno que infundiera calma después de días de la violencia más mortífera en años y preocupaciones de que podría tener consecuencias duraderas. “(Existe) la amenaza del caos. La amenaza de la guerra civil”, dijo Alioune Tine, fundador de Afrikajom Center, un grupo de expertos de África Occidental.
“Nunca hemos vivido esta situación en Senegal… No podemos seguir peleando entre nosotros y tenemos que parar ahora, hacer las paces ahora, estar unidos ahora” agregó Tine en una entrevista con The Associated Press en la capital, Dakar.
Los enfrentamientos estallaron por primera vez el jueves pasado, luego de que Sonko fuera condenado por corromper a jóvenes, pero absuelto de los cargos de violar y amenazar de muerte a una mujer que trabajaba en un salón de masajes. Sonko, que no asistió a su juicio en Dakar, fue condenado a dos años de prisión.
Sonko ocupó el tercer lugar en las elecciones presidenciales de Senegal de 2019 y es popular entre la juventud del país. Sus partidarios sostienen que sus problemas legales son parte de un esfuerzo del gobierno para descarrilar su candidatura en las elecciones presidenciales de 2024. Según la ley senegalesa, la condena de Sonko podría impedirle postularse.
Si bien Senegal, un país de alrededor de 17 millones de personas, ha experimentado agitación antes, grupos de derechos humanos y analistas dicen que los enfrentamientos actuales son la peor crisis política que ha visto la nación desde 1988, cuando una huelga general y una protesta electoral sacudieron el poder del entonces presidente, señaló el investigador de Amnistía Internacional, Ousmane Diallo.
En el centro de los disturbios están los temores de que el presidente Macky Sall se postule para un tercer mandato. La constitución limita a los presidentes a dos mandatos de cinco años. Pero Sall argumenta que una reforma constitucional adoptada en 2016 le permite reiniciar el reloj y buscar otro mandato.
Otros expertos senegaleses advierten que, si la violencia continúa, no solo podría desestabilizar el país, sino que podría ser una oportunidad para la violencia yihadista, que ya ha devastado gran parte de la región, incluidos los vecinos Malí y Burkina Faso.
Redacción de: Karen Rodríguez