La presencia de los empleados en sus oficinas de trabajo, dio lugar durante la pandemia del COVID 19 a alternativas laborales como el teletrabajo o un modo híbrido, que combinaba unos días de manera presencial en la oficina y otros de manera virtual desde la casa.
Esta situación llevó a que los empleados se adaptaran a sus nuevas realidades y acomodasen sus vidas a nuevas formas de trabajo. Pasado el tiempo, muchos de ellos ya no conciben retornar a la forma tradicional de trabajo, es decir presencialmente en sus oficinas.
Sin embargo, lo que se observa es que cada vez más empresas están pidiendo a sus empleados que incrementen el número de días de trabajo presencial. De hecho, grandes firmas de servicios financieros han anunciado que desean que sus trabajadores retornen a sus oficinas a partir del otoño, por lo menos cuatro días a la semana.
Esta actitud ha generado controversias, debido a que muchos empleados no quieren volver a alterar sus rutinas de trabajo, una vez que ya han adaptado sus vidas a esta nueva modalidad. La situación los está obligando a buscar alternativas para tomar sus decisiones.
Cuál es el contexto
Según abogados especializados, la incertidumbre de la economía ha propiciado que los empleadores se sientan con mayor capacidad de imponer unilateralmente las medidas que consideren más beneficiosas para sus empresas en detrimento del deseo de sus empleados.
Para el presidente de la organización Profesionales Colegiados de Recursos Humanos en Canadá, Philippe de Villers, en la actual coyuntura los empleadores están en plenas condiciones de decirles a sus empleados, si no les gusta, busquen otro trabajo.
Qué opciones tienen los empleados
La fundadora de Worky Law, Sunira Chaudhri, afirma que si el empleado no quiere volver a la oficina, la opción básica es buscar otro trabajo que le permita una mayor flexibilidad y se ajuste a sus necesidades. Reconoce que el retorno al trabajo presencial, es una tendencia.
No obstante, hay atenuantes como la situación familiar, que no le permitiría volver a la oficina, sobre todo el cuidado de niños que muchas veces exige la presencia del empleado en casa. En esos casos se puede negociar días y horarios diferentes, dice la experta.
Otro caso, se da cuando las necesidades médicas de un empleado han cambiado, por ejemplo, que ahora no pueden conducir o permanecer mucho tiempo sentados, así como, el acceso poco práctico a sus medicamentos. En esos casos, el empleador tendría que considerar adaptarse a esta nueva realidad. En todo caso, recomienda que antes de entrar con una acción legal, se deben analizar con cuidado todas las condiciones de su contrato.
Redacción de: J.Bendezu, LJI Reporte
