Para muchas personas, la jubilación en un país más cálido y asequible representa la oportunidad ideal de relajarse y disfrutar de una mejor calidad de vida. Sin embargo, un nuevo estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología advierte sobre un obstáculo poco considerado: la soledad.
La investigación, realizada por Esma Betül Savaş, Kène Henkens y Matthijs Kalmijn, analizó a 4.995 jubilados holandeses que residen en el extranjero y a 1.338 jubilados que permanecen en los Países Bajos. Los resultados indican que los migrantes de mayor edad enfrentan un doble riesgo de soledad, al estar expuestos tanto a factores de aislamiento relacionados con la edad como a los desafíos propios de la migración.
El estudio distingue entre dos tipos de soledad: social y emocional. Los jubilados que migran al extranjero tienden a sentirse más solos en el aspecto social, debido a la pérdida de redes comunitarias y la distancia con sus familiares y amigos. Sin embargo, no presentan un mayor nivel de soledad emocional en comparación con aquellos que permanecen en su país de origen. Esto se debe a que muchos se mudan junto con su pareja, lo que les proporciona un apoyo crucial durante el proceso de adaptación. A pesar de este soporte, aquellos jubilados que pierden el contacto con su círculo social experimentan mayores niveles de soledad tanto social como emocional, lo que puede afectar su bienestar general.
Lazos familiares como soporte
Para mitigar el impacto de la soledad en la jubilación en el extranjero, los expertos recomiendan mantener lazos con familiares y amigos en el país de origen. La comunicación constante mediante llamadas, videollamadas o cartas ayuda a fortalecer los vínculos y a mantener un soporte emocional estable.
Construir nuevas relaciones en el país de residencia también es clave. Participar en clubes, grupos comunitarios y actividades de voluntariado puede ayudar a forjar conexiones significativas y a establecer una red de apoyo social. Asimismo, fomentar la relación con los vecinos puede ser un recurso clave para reducir la sensación de aislamiento y generar apoyo mutuo.
Otro aspecto importante es desarrollar un sentido de pertenencia en el nuevo país. Integrarse a la comunidad local, aprender el idioma y participar en actividades culturales puede contribuir a sentirse más conectado y disminuir la soledad social.
El estudio resalta la importancia de prepararse no solo financieramente para la jubilación en el extranjero, sino también emocional y socialmente. Adoptar medidas proactivas para mantener conexiones y crear nuevas redes puede marcar la diferencia en la calidad de vida de los jubilados migrantes.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
