El Gobierno de Colombia anunció este miércoles la suspensión indefinida de las negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), después de un ataque con explosivos que dejó dos soldados muertos y 29 heridos en el departamento de Arauca. El presidente Gustavo Petro calificó el atentado como “una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, marcando un punto crítico en las conversaciones con la última gran guerrilla activa del país.
El atentado ocurrió el martes en el poblado de Puerto Jordán, Arauca, cuando un camión cargado con explosivos artesanales fue detonado frente a una base militar. Según el Ministerio de Defensa, los explosivos causaron la muerte de dos soldados y varios heridos, de los cuales siete se encuentran en estado grave. Los heridos fueron trasladados al Hospital Militar de Bogotá, donde 13 permanecen hospitalizados y cinco se encuentran en la unidad de cuidados intensivos.
En un comunicado oficial, la delegación de paz del Gobierno confirmó que los diálogos con el ELN quedaban suspendidos y que su reanudación dependería de una “manifestación inequívoca de la voluntad de paz” por parte del grupo insurgente. La decisión fue respaldada por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, quien también anunció una recompensa de hasta 23.700 dólares por información que conduzca a la captura de los responsables del ataque, así como una recompensa de 948.000 dólares por los cabecillas del ELN.
Ofensivas del ELN
El ataque en Puerto Jordán es solo el más reciente de una serie de ofensivas del ELN contra objetivos oficiales desde agosto, cuando la guerrilla decidió no prorrogar el cese al fuego que había sido pactado en los diálogos de paz iniciados en noviembre de 2022. Esta tregua, que había sido el logro más significativo de las negociaciones, finalizó el 3 de agosto, tras lo cual el ELN retomó los ataques contra las fuerzas armadas e infraestructuras estratégicas, especialmente en Arauca, una región fronteriza con Venezuela donde el grupo guerrillero tiene una fuerte presencia.
El proceso de paz entre el Gobierno de Petro y el ELN, considerado una pieza clave de la política de “paz total” del mandatario, había avanzado con la firma de varios acuerdos parciales y la implementación del cese al fuego bilateral. Sin embargo, las tensiones aumentaron cuando el Gobierno autorizó un diálogo regional con una facción disidente del ELN en el departamento de Nariño, lo que generó una fractura interna en el grupo guerrillero.
El ataque en Arauca fue comparado por Petro con el atentado que el ELN perpetró en 2019 contra la Escuela de Cadetes de Policía en Bogotá, que dejó 22 muertos y decenas de heridos, lo que en su momento llevó al entonces presidente Iván Duque a romper las negociaciones de paz con la guerrilla.
Otros conflictos para alcanzar la “paz total”
Además de los problemas con el ELN, la política de “paz total” del Gobierno de Petro enfrenta dificultades en otros frentes. Las conversaciones con el Estado Mayor Central (EMC), una de las facciones disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también están en crisis, aunque siguen en pie las negociaciones con otros grupos armados como la Segunda Marquetalia y los Comandos del Sur.
La crisis en las negociaciones con el ELN pone en riesgo uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de Petro, quien asumió el poder en 2022 con la promesa de desescalar el conflicto armado que ha afectado al país durante más de seis décadas. Sin embargo, tras el ataque en Arauca, el futuro de las negociaciones con el ELN parece cada vez más incierto, con el riesgo de que el conflicto escale nuevamente a niveles de violencia mayores.
Las autoridades colombianas, en colaboración con las fuerzas armadas, han intensificado las operaciones contra el ELN en Arauca y otras regiones, y se espera que continúen los esfuerzos para garantizar la seguridad en las zonas más afectadas por la actividad guerrillera.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
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