Un nuevo estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha revelado que el dolor puede ser más intenso cuando las personas no saben qué esperar. La investigación sugiere que la incertidumbre sobre una sensación dolorosa amplifica la respuesta del cerebro, lo que podría tener importantes implicaciones en el manejo del dolor en entornos médicos.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron un método basado en la “ilusión de parrilla térmica”, una técnica en la que se expone a los participantes a estímulos de frío y calor de manera simultánea, lo que genera una percepción de dolor sin causar daño real.
A los voluntarios se les pidió que anticiparan si sentirían frío o calor antes de la exposición al estímulo. Los resultados mostraron que cuando los participantes no sabían qué sensación experimentarían, reportaban un mayor nivel de dolor en comparación con aquellos que podían preverlo.
La profesora asociada Francesca Fardo, líder del estudio, explicó que la expectativa influye significativamente en la percepción del dolor. El estudio confirma que, cuando el cerebro no tiene información clara sobre una amenaza potencial, “peca de cauteloso” y responde con una intensidad mayor a la necesaria. Esta reacción podría ser un mecanismo evolutivo de protección, pero también puede agravar la experiencia del dolor en situaciones médicas.
Implicaciones para el manejo del dolor
Los hallazgos del estudio podrían ser clave en el diseño de nuevas estrategias para tratar a pacientes que experimentan ansiedad ante el dolor, especialmente en contextos médicos como cirugías, tratamientos dentales o enfermedades crónicas.
La investigación también abre nuevas líneas de estudio sobre la relación entre el dolor crónico, la ansiedad y la depresión, condiciones que a menudo se presentan juntas y que pueden influir en la forma en que una persona percibe el dolor.
En el futuro, Fardo y su equipo planean ampliar la investigación para explorar cómo las expectativas influyen en personas que sufren dolor crónico, así como en aquellos que padecen trastornos psicológicos asociados, como la ansiedad y la depresión.
Si se comprueba que la incertidumbre juega un papel clave en la amplificación del dolor crónico, los médicos podrían desarrollar terapias que se enfoquen en reducir la ansiedad y proporcionar información más detallada sobre los tratamientos, ayudando así a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Redacción de: Karen Rodríguez A.