El gobierno de los Estados Unidos anunció el lunes que endurecerá las restricciones a la exportación de tecnología que se puede utilizar para producir semiconductores avanzados en China. La nueva medida es un esfuerzo por detener el rápido avance del país asiático. Las restricciones afectarán a 140 empresas chinas y los equipos críticos para la fabricación de chips. Ante esto, China no tardó en reaccionar y criticó enérgicamente a Estados Unidos por actuar irresponsablemente.
Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, justificó las restricciones como una medida para proteger la seguridad nacional, argumentando que “la tecnología estadounidense no debe ser utilizada por adversarios para amenazar nuestra seguridad”. Además, el Departamento de Comercio señaló que las nuevas reglas buscan limitar el desarrollo de inteligencia artificial avanzada en China, considerada capaz de “cambiar el futuro de la guerra”.
La administración Biden ha adoptado una postura particularmente firme frente a la modernización militar de China que implica restricciones específicas y estratégicas. Entre las empresas afectadas se encuentran firmas chinas como Piotech y SiCarrier, así como el Naura Technology Group, junto con entidades en Japón, Corea del Sur y Singapur. Así mismo, las restricciones incluyen controles sobre herramientas de software y equipos esenciales para la producción de semiconductores avanzados.
Respuesta de China y posibles represalias
Por su parte, el Ministerio de Comercio de China condenó las restricciones, acusando a Estados Unidos de “abusar de las medidas de control de exportaciones” y obstaculizar los intercambios comerciales normales. Según informes, Pekín evalúa represalias que podrían incluir restricciones a la exportación de minerales clave, medidas contra empresas estadounidenses e incluso el fortalecimiento de alianzas con países tradicionalmente cercanos a Estados Unidos.
Según analistas, las restricciones han disminuido la velocidad del avance tecnológico chino, especialmente en la producción de semiconductores de última generación. China sigue dependiendo de importaciones de chips avanzados, ya que solo un 15% de los chips utilizados en el país son fabricados localmente.
Con estas medidas, Estados Unidos busca mantener su liderazgo tecnológico, pero el riesgo de escalada en las tensiones comerciales y económicas es evidente. Según estimaciones del Consejo Empresarial Estados Unidos-China, posibles represalias de China podrían costar a las empresas estadounidenses más de 800.000 empleos para 2025.
Con el regreso del presidente electo Donald Trump a la Casa Blancaestas medidas podrían intensificarse. Trump ha prometido restricciones adicionales, incluidos aranceles del 60% sobre productos chinos, en un esfuerzo por contrarrestar el crecimiento económico y tecnológico de Pekín.
Redacción de: Karen Rodríguez A.