Una vez más la historia de violencia con armas de fuego en Estados Unidos se mancha de sangre inocente. En esta ocasión, perdieron la vida diecinueve estudiantes y dos profesores de la escuela Robb, ubicada en la ciudad de Uvalde, al oeste de San Antonio, en el estado de Texas.
El responsable del tiroteo ha sido identificado como Salvador Ramos un joven de 18 años que falleció en el lugar de los hechos tras la respuesta de la policía. También, dos oficiales fueron heridos, pero no corren peligro de perder la vida. Un número no preciso de personas se encuentran internadas en hospitales de la región.
La ciudad de Uvalde, donde se perpetró la masacre, tiene aproximadamente 15,000 habitantes y se ubica muy cerca de la frontera con México. Su población está conformada por un 80 por ciento de personas de origen latino y según la Oficina del Censo, el 21 por ciento, vive por debajo del umbral de la pobreza.
La Casa Blanca, decretó un luto oficial hasta el sábado 28 de mayo, en homenaje a las víctimas de la escuela primaria de Texas. Las banderas permanecerán a media asta en edificios, terrenos públicos, posesiones y legaciones diplomáticas, asimismo, en todos los puestos militares y estaciones navales de Estados Unidos.
Este hecho, ha revivido la necesidad de controlar la venta y el uso de las armas de fuego. Según la organización Gun Violence Archive, el número de personas que murieron en Estados Unidos debido al uso indiscriminado de armas de fuego, alcanzó este año, la asustadora cifra de 17 mil pérdidas y los tiroteos masivos suman 212.
Coincidentemente, el lunes el Buró Federal de Investigaciones (FBI) reportó que los incidentes de tiradores activos aumentaron en más del 50 por ciento el año pasado, en relación al 2020. Este aumento es casi un 97 mayor al reportado el año 2017, según la agencia federal del Departamento de Justicia estadounidense.
Medios de prensa informan, que a pesar de que en Estados Unidos más de un centenar de personas son víctimas de disparos diariamente, el Congreso no considera limitar el acceso a armamentos. Los legisladores sufrirían la presión de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, para no efectuar ninguna alteración a la ley.
Hasta el momento se desconocen las verdaderas razones que llevaron a este joven a perpetrar el ataque. Lo que sí se sabe, es que la industria armamentística en Estados Unidos triplicó su producción en las últimas dos décadas. Se estima que haya 400 millones de artefactos letales en manos de la población. La pregunta, si cabe sería, ¿cuánta sangre más deberá ser derramada para que se tome alguna medida?
Redacción de: J.Bendezu, LJI Reporter