Una de las últimas veces que el líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, estuvo en el centro del escenario fue hace aproximadamente 40 años, cuando los medios internacionales captaron sus diatribas desde una jaula en la parte trasera de un tribunal egipcio.
Las cámaras lo captaron gritando sobre las torturas que él y otros prisioneros sufrieron a manos de los carceleros egipcios. Inició al grupo cantando: “Somos musulmanes, Somos musulmanes”.
El tiempo en prisión de Zawahiri en Egipto no solo lo puso en contra del régimen allí, sino que también marcó el comienzo de su odio de por vida hacia los EE. UU.
Cuando finalmente unió fuerzas con Osama bin Laden, transmitió ese rencor, el cual terminó para al-Zawahiri el domingo, hora local en Afganistán, después de que un dron estadounidense no tripulado disparó dos misiles Hellfire contra una casa segura en Kabul, matándolo.
El presidente Biden señaló el lunes que al-Zawahiri fue adjunto de Osama bin Laden durante el 11 de septiembre y que estuvo “profundamente involucrado en la planificación”.
“Durante décadas fue el autor intelectual de los ataques contra los estadounidenses”, agregó Biden, señalando el ataque al USS Cole en 2000 y los atentados con bomba en 1998 contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania.
Biden también detalló el papel de al-Zawahiri al frente de al-Qaeda desde que bin Laden fue asesinado por las fuerzas estadounidenses en 2011, e incluso llamó a sus seguidores en las últimas semanas a atacar a Estados Unidos y sus aliados.