La muerte de un niño de 5 años apuñalado por su hermana de 13, ocurrido el pasado lunes en Arroyo Seco, Rosario, generó conmoción en Argentina. La madre de la niña aseguró que el hecho “se podría haber evitado”.
Tras el hecho, la adolescente fue trasladada a un hospital donde se encuentra bajo evaluación por especialistas, los cuales manifestaron que creen que tuvo una “crisis impulsiva” por un trastorno mental de base.
Aunque la investigación sobre el homicidio se maneja con estricta reserva en el Juzgado de Menores Dos de Rosario, la madre de la adolescente, en conversación con un medio de televisión, comentó que su hija le dijo a una psiquiatra que la culpa la tuvo su amigo imaginario.
“Jamás imaginé que mi hija podría hacer algo así”, aseguró Roxana, que debió esperar cuatro meses por un turno para asistencia psicológica de su hija, de la cual “notaba algo raro, pero no sabía cómo manejarlo”.
Según manifestó la mujer, siempre tomaba precauciones para no dejarla sola con el más pequeño de la familia, sin embargo, el último lunes tuvo que hacer una excepción. El papá del niño estaba trabajando y ella debía ir a clases para terminar la secundaria.
Cuando llegó a la escuela, la mujer recibió un mensaje de WhatsApp que la alarmó: “Mamá, lo maté”. Cuando vio que su hija insistía, la llamó. “Me lo repitió tantas veces que ahí imaginé que había pasado algo malo de verdad”, recordó.
Preocupada por la advertencia, Roxana se volvió a su casa en el barrio Santa Rita. En simultáneo, le pidió al padre de su hijo que también fuera con urgencia hacia el lugar. Al llegar, la niña no quería abrir la puerta.
Finalmente, la mujer de 32 años pudo entrar y se encontró con el cuerpo sin vida del niño. Estaba “tirado en el piso, boca abajo y lleno de sangre”. A su lado, su hermana se había sentado en una silla “como si nada”, según relato de su mamá.
Según explicó Roxana. su hija siempre le pedía a su amigo imaginario “que no lastimara a su hermanito”. A esto añadió: “Justo esa vez, no estuvo para salvarlo”.
De acuerdo con el relato de Roxana, su hija era atendida por una psicóloga una vez por semana, no obstante, en los últimos meses visitó a varios especialistas para buscar otro tipo de tratamiento. “Me decían que no podían medicarla porque no veían nada extraño, pero para mí todo era extraño”, señaló.
Agregó: “Esto se podría haber evitado”. Explicó que los profesionales de salud mental sólo la “revisaban dos minutos”. Cuando volvían a su casa, “ella muchas veces tenía la mirada perdida” y no contestaba cuando le hablaban. La Justicia provincial, por su parte, busca respuestas para el caso de la adolescente que es inimputable por el homicidio.