La capital de Haití, Puerto Príncipe, fue testigo de una escalada de violencia el pasado fin de semana cuando bandas armadas irrumpieron en la principal prisión del país, desencadenando una fuga masiva de reclusos. El caos resultante dejó al menos cinco muertos y sumió al país en un nuevo episodio de violencia en medio de una situación política y de seguridad precaria.
La fuga masiva de la Penitenciaría Nacional de Haití marcó un punto bajo en la creciente espiral de violencia que ha envuelto al país. Con la ausencia del Primer Ministro Ariel Henry, quien se encuentra en el extranjero buscando apoyo para una fuerza de seguridad respaldada por las Naciones Unidas, las pandillas han intensificado sus ataques coordinados en la capital.
El escenario en la prisión era desolador: tres cadáveres con heridas de bala yacían en la entrada, mientras que las instalaciones estaban abiertas de par en par y sin la presencia de guardias. Los patios, normalmente llenos de reclusos, estaban vacíos y cubiertos de objetos dispersos, señalando la precipitación de la fuga.
El gobierno haitiano instó a la calma mientras lanzaba una operación para capturar a los fugitivos y detener a los responsables de la violencia. Se cree que entre los reclusos fugados se encuentran exsoldados colombianos acusados de participar en el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021.
En medio del caos, los familiares de los reclusos se apresuraron a la prisión en busca de información sobre sus seres queridos, mientras que los enfrentamientos y los disparos se extendían por varios barrios de la capital.
¿Qué pasó en el resto de la ciudad?
La violencia del sábado por la noche también afectó a otras partes de Puerto Príncipe, con informes de fuga en una segunda prisión y ataques a lugares como el estadio de fútbol principal del país. La interrupción del servicio de Internet a raíz de la destrucción de la infraestructura durante los disturbios ha aumentado la tensión en el país.
La situación de seguridad en Haití ha alcanzado niveles críticos en las últimas semanas, con ataques coordinados de pandillas y una serie de instituciones estatales asaltadas. La falta de capacidad de la Policía Nacional para contener la violencia ha llevado a llamados desesperados de auxilio, mientras el país se enfrenta a una incertidumbre política y social cada vez mayor.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
