El conflicto en el este europeo ha generado una serie de preocupaciones por parte de los países que dependen del petróleo ruso. Tras el inicio del conflicto en Ucrania, muchos gobiernos suspendieron la importación de petróleo como una forma de protesta contra el gobierno de Vladimir Putin.
Como no se ve una resolución del conflicto a corto plazo, existe el miedo de que se produzca una grave escasez de este importante insumo. Así, los gobiernos buscan nuevas alternativas para el abastecimiento de crudo en otros mercados, no es fácil, varios potenciales productores han frenado la exploración de petróleo y gas debido a su compromiso con políticas menos agresivas al medioambiente.
Para cubrir, al menos en parte esa demanda mundial de petróleo, Canadá se propone aumentar su producción y exportar 300 mil barriles más de petróleo por día. Las autoridades entienden, que de esta manera, podrían ayudar a la independencia del combustible ruso. Serían 200 mil barriles de petróleo y 100 mil barriles de gas natural, que de alguna forma se equivale al petróleo.
A pesar de la buena voluntad demostrada por las autoridades canadienses, especialistas entienden que su aporte sería insuficiente, pues en la mejor de las hipótesis alcanzarían a cubrir un pequeño porcentaje de la producción rusa. A título de ilustración, el año pasado, sólo Estados Unidos importó cerca de 700 mil barriles de crudo y derivados de Rusia.
Canadá también enfrentaría dificultades en su infraestructura, hace ya varios años que no se invierte en este rubro, lo que obviamente restringe su producción. Estaría muy distante de hacer un aporte importante a las necesidades globales de petróleo.
Aún así, algunos políticos de la región petrolera canadiense vieron la oportunidad de presionar al gobierno estadounidense a que revea el veto a la construcción del controversial oleoducto Keystone XL, defendiendo la importancia de este proyecto.
Redacción de: J.Bendezu, LJI Reporter
