Desde este primero de enero, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, asumió la presidencia de su país por tercera vez, tras un duro proceso electoral. De hecho, el ahora expresidente Jair Bolsonaro, jamás reconoció la victoria del actual mandatario, ni pasó la banda presidencial, prefiriendo dejar el país en un viaje a la ciudad de Kissimmee en Florida.
Acompañado por cientos de miles de simpatizantes en Brasilia, Lula da Silva de 77 años, subió la rampa del Palacio del Planalto, sede del ejecutivo brasileño, donde profirió un emotivo discurso. Habló del triunfo de la democracia que permitió que venciera las dos vueltas de las elecciones de octubre y derrotase a Jair Bolsonaro representante de la ultraderecha en su país.
El nuevo mandatario prometió reconstruir el país junto al pueblo brasileño, reiteró su compromiso de rescatar del hambre a 33 millones de personas y de la pobreza a 100 millones. Lula también dijo que este día se cerraba un proyecto de destrucción nacional liderado por el gobierno saliente, que tanto daño y dolor causó a muchos a muchos brasileños.
Tras la fase protocolaria de la toma de posesión, Lula da Silva firmó algunas medidas provisorias y decretos que considera vitales para iniciar su mandato. Uno de ellos, relacionado al control de armas, cuya política será reestructurada. Determinó también, que los sigilos por cien años impuestos por el expresidente Jair Bolsonaro sean reevaluados.
Las medidas provisorias, también contemplaron el programa Bolsa Familia con un valor de 600 reales y temas vinculados al medio ambiente y la preservación de la amazonía, así como a la exención de impuestos a los combustibles. Finalmente, la ceremonia de cambio de mando fue prestigiada con la presencia de jefes de Estado y de Gobierno de casi todos los países de la región y también de algunos líderes provenientes de países de otros continentes.
Redacción de: J.Bendezu, LJI Reporter