La agencia meteorológica de la ONU destaca que los fenómenos extremos y el cambio climático están socavando la salud, la seguridad humana y el desarrollo socioeconómico de los africanos. África solo emite entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, sin embargo, sufre los resultados de forma exagerada.
Una serie de fenómenos climáticos extremos como las crecientes sequías, las inundaciones devastadoras y el estrés hídrico, el consumo de agua más alto que los recursos disponibles, están afectando duramente a las comunidades, las economías y los ecosistemas africanos, alertó el pasado jueves la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Un nuevo informe de esa agencia indica que los patrones de precipitaciones del continente africano se han alterado, que los glaciares están desapareciendo, que los lagos más importantes se están reduciendo y que el aumento de la demanda de agua, combinado con un suministro limitado e imprevisible, amenaza con agravar los conflictos y los desplazamientos.
El estudio muestra cómo el clima extremo y el cambio climático están socavando la salud y la seguridad humanas, la seguridad alimentaria y del agua y el desarrollo socioeconómico.
Se calcula que el elevado estrés hídrico de África afecta a unos 250 millones de personas y se prevé que para el año 2030 podría llegar a desplazar hasta 700 millones. Igualmente, es poco probable que cuatro de cada cinco naciones africanas dispongan de recursos hídricos gestionados de forma sostenible a finales de la década actual.