El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, fue brutalmente asesinado apenas seis días después de asumir el cargo, en un violento ataque que refleja la creciente inseguridad en Guerrero, uno de los estados más golpeados por el crimen organizado en México. Arcos fue hallado decapitado el domingo, y su cuerpo fue encontrado dentro de un vehículo en el libramiento hacia Tixtla, aumentando la conmoción en la comunidad. La Fiscalía General del Estado (FGE) ha iniciado una investigación para identificar a los responsables.
El asesinato de Arcos ocurrió en medio de un contexto de extrema violencia en Chilpancingo, capital de Guerrero, donde bandas del narcotráfico como los Ardillos y los Tlacos se disputan el control territorial, generando un clima de miedo y muerte. Apenas tres días antes, el secretario del ayuntamiento de Chilpancingo, Francisco Tapia, también había sido asesinado, lo que evidencia la grave crisis de seguridad en la región.
¿Qué dicen las autoridades?
Alejandro Moreno, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenecían ambos funcionarios, denunció el “cobarde crimen” y exigió justicia. “Llevaban menos de una semana en el cargo. Eran servidores públicos jóvenes y honestos que buscaban el progreso de su comunidad”, escribió Moreno en sus redes sociales.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó el asesinato y anunció que las autoridades federales colaboran con el gobierno estatal para investigar el crimen. Sheinbaum no descartó que el caso sea atraído por la Fiscalía General de la República (FGR) debido a su gravedad. Además, aseguró que la violencia en Guerrero, aunque trágica, no coloca a Chilpancingo entre los municipios con más homicidios del país.
Guerrero, además de ser uno de los estados más pobres de México, es un territorio estratégico para el narcotráfico por su acceso al Pacífico. En 2023, la violencia se cobró 1.890 vidas en el estado, incluyendo incidentes de alto perfil como una manifestación organizada por la pandilla de los Ardillos para exigir la liberación de dos de sus líderes, durante la cual secuestraron policías y utilizaron un vehículo blindado para irrumpir en edificios gubernamentales.
El asesinato de Arcos ocurre en un momento crucial para México, ya que la presidenta Sheinbaum está a punto de presentar su plan de seguridad. Aunque ha reiterado su compromiso con la política de “abrazos no balazos” de su predecesor Andrés Manuel López Obrador, la creciente violencia en estados como Guerrero plantea uno de los mayores retos para su administración.
El funeral de Alejandro Arcos fue realizado bajo estrictas medidas de seguridad, en un evento marcado por el dolor y la indignación de sus allegados y la sociedad guerrerense.
Redacción de: Karen Rodríguez A.