Rusia planea reducir su producción de petróleo en 500.000 barriles diarios el próximo mes, cumpliendo así su amenaza de tomar represalias contra las sanciones energéticas occidentales y provocando un fuerte aumento de los precios del crudo.
La medida amenaza con reavivar las turbulencias en el mercado del petróleo, que hasta ahora se había tomado con calma la interrupción del suministro ruso. Igualmente, refuerza aún más las restricciones de suministro de la OPEP+, que ya había llevado a Arabia Saudita a recortar su producción en 2 millones de barriles diarios el año pasado, en un esfuerzo por impulsar los precios. Los delegados del grupo señalaron que no tomarán ninguna medida para llenar el vacío generado por Rusia.
Los precios del crudo subieron al conocerse la noticia, y el Brent, la referencia mundial, cotizaba un 2,2 % al alza, a US $86,34 el barril, a las 12:22 p. m., hora de Londres. Antes de esta semana, la referencia internacional había caído un 9 % desde mediados de enero, lo que había contribuido a mitigar las preocupaciones inflacionarias.
La reducción de Rusia equivale aproximadamente al 5 % de su producción de enero. El Kremlin ha insinuado en repetidas ocasiones una medida de este tipo desde que la Unión Europea y el Grupo de los Siete países industrializados (G7) empezaron a discutir poner un tope al precio de las exportaciones rusas de crudo y productos refinados en medio de la guerra en Ucrania.
“Rusia considera que el mecanismo de limitación de los precios del crudo y los productos petrolíferos rusos es una intervención en las relaciones de mercado y una prolongación de las políticas energéticas destructivas del Occidente colectivo”, declaró el viernes en un comunicado el vice primer ministro, Alexander Nova.