Alberto Fujimori, el expresidente que gobernó Perú durante una década con un estilo autoritario que marcó profundamente la política del país, falleció este miércoles 11 de septiembre, a los 86 años en su residencia de Lima. Su muerte fue confirmada por su hija, Keiko Fujimori, en un mensaje publicado en la red social X. “Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre acaba de partir al encuentro del Señor”, escribió Keiko, agradeciendo a quienes apoyaron a su familia durante este tiempo.
Fujimori, que fue indultado en diciembre de 2022 tras ser condenado por corrupción y violaciones de derechos humanos, dejó un legado que divide a Perú. Por un lado, sus seguidores lo recuerdan como el líder que estabilizó la economía y derrotó a la insurgencia de Sendero Luminoso, un brutal grupo guerrillero que aterrorizó al país durante los años 80 y 90. Por otro, sus detractores lo condenan como un autócrata que perpetró violaciones a los derechos humanos y lideró una de las redes de corrupción más grandes en la historia del país.
¿Quién fue Alberto Fujimori?
Fujimori nació en Lima en 1938, hijo de inmigrantes japoneses, y antes de entrar en la política fue profesor universitario y matemático. En 1990, emergió como una figura inesperada en la política peruana, cuando ganó las elecciones presidenciales derrotando al célebre escritor Mario Vargas Llosa. Enfrentó una economía devastada por una hiperinflación galopante y la violencia de los grupos guerrilleros. En respuesta, implementó reformas neoliberales que incluyeron la privatización masiva de empresas estatales y una reducción drástica de aranceles comerciales.
A la vez, bajo su mando, las fuerzas armadas y los escuadrones de la muerte enfrentaron con dureza a los grupos insurgentes, lo que fue crucial para derrotar a Sendero Luminoso y devolver estabilidad al país. Estas victorias le otorgaron popularidad y le permitieron gobernar de manera casi totalitaria durante su década en el poder.
Sin embargo, en 1992, Fujimori cerró el Congreso y asumió plenos poderes en lo que se denominó un “autogolpe”, suspendiendo las garantías constitucionales y controlando todos los poderes del Estado. Este acto fue ampliamente criticado por la comunidad internacional, pero fue seguido por la creación de una nueva Constitución en 1993, que continúa vigente en la actualidad.
Durante los últimos años de su mandato, su régimen comenzó a desmoronarse bajo el peso de la corrupción. En 2000, un video filtrado mostró a su asesor principal, Vladimiro Montesinos, sobornando a un congresista, lo que desencadenó una serie de escándalos que llevaron a la renuncia de Fujimori, quien huyó a Japón y dimitió de la presidencia enviando un fax.
En 2005, Fujimori fue arrestado en Chile durante un intento por regresar a la política peruana. Fue extraditado a Perú en 2007 y condenado en 2009 a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos, en particular, por las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, en las que murieron 25 personas a manos de un escuadrón del ejército. También fue acusado de participar en el programa de esterilizaciones forzadas que afectó a cerca de 300.000 mujeres, en su mayoría indígenas.
Durante su encarcelamiento, Fujimori fue tratado por una serie de enfermedades, incluida una dolencia precancerígena en la lengua, problemas estomacales, presión arterial y una fibrosis pulmonar. A pesar de su encarcelamiento, mantuvo influencia política a través de su hija Keiko, quien ha sido candidata presidencial en tres ocasiones y recientemente anunció su intención de postularse nuevamente en 2026.
Fujimori fue indultado en 2017 por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, bajo el argumento de razones humanitarias debido a su delicada salud. Sin embargo, en 2018, el indulto fue revocado, y Fujimori regresó a prisión hasta que en diciembre de 2022 el Tribunal Constitucional ordenó nuevamente su liberación.
La vida política de Fujimori estuvo marcada por escándalos, incluyendo el conflicto familiar con su esposa, Susana Higuchi, quien denunció haber sido torturada por los servicios de seguridad del gobierno. Tras su divorcio, su hija Keiko se convirtió en la primera dama más joven de la historia de Perú, con solo 19 años.
El impacto de Fujimori en la historia peruana sigue siendo un tema de controversia. Sus seguidores lo ven como un héroe que sacó al país de la crisis económica y aplastó a los rebeldes de Sendero Luminoso. Sus críticos, en cambio, lo acusan de violaciones sistemáticas a los derechos humanos y corrupción generalizada. Su muerte cierra un capítulo en la política de Perú, pero su legado, con Keiko Fujimori al frente de su partido Fuerza Popular, continúa siendo una fuerza importante en la política del país.
Redacción de: Karen Rodríguez A.