Dormir la siesta ya no es solo una costumbre de países mediterráneos como España e Italia, sino que está cobrando protagonismo en distintas partes del mundo como una estrategia para mejorar el bienestar y la productividad. Inspirados en figuras históricas como Winston Churchill y Albert Einstein, quienes eran adeptos a los descansos cortos durante el día, cada vez más personas están adoptando la siesta como parte de su rutina diaria.
Numerosos estudios han demostrado que una breve siesta a media tarde puede mejorar la memoria, la concentración y el estado de ánimo. En países como China y Japón, donde la cultura del trabajo es exigente, dormir la siesta no solo es aceptado, sino que en algunos casos es promovido como una muestra de compromiso laboral. En cambio, en otras partes del mundo, esta práctica sigue siendo vista con escepticismo, aunque su aceptación está en aumento.
Recomendaciones de expertos
Los expertos en sueño recomiendan siestas de entre 15 y 30 minutos para evitar la inercia del sueño, una sensación de aturdimiento que puede ocurrir si el descanso es demasiado prolongado. “El sueño es tan importante para la salud como la dieta y el ejercicio, pero muchas personas no duermen lo suficiente”, explica James Rowley, especialista en medicina del sueño. El problema se agrava con el uso excesivo de dispositivos electrónicos, que afectan los ciclos de descanso nocturnos y fomentan la necesidad de recurrir a las siestas para compensar la falta de sueño.
En algunos sectores, como la salud y el transporte, la siesta es considerada una herramienta clave para mantener el estado de alerta. Por ejemplo, en varios países asiáticos y europeos se han implementado espacios de descanso en hospitales y empresas de transporte para que trabajadores de turnos nocturnos puedan recargar energías. Mientras tanto, en ciudades como Nueva York, Londres y Tokio han surgido negocios que alquilan cápsulas de descanso por hora para trabajadores y viajeros.
El movimiento a favor de la siesta ha encontrado eco en algunas empresas, que han comenzado a habilitar espacios de descanso para sus empleados. Heladerías, compañías tecnológicas y hasta instituciones financieras han experimentado con salas de siesta, reconociendo que una breve pausa durante la jornada puede traducirse en mayor productividad y creatividad.
A pesar del estigma que todavía rodea esta práctica en algunos lugares, cada vez más personas están incorporando la siesta en su rutina diaria. Desde trabajadores de oficina hasta profesionales independientes que trabajan desde casa, la tendencia apunta a un cambio en la forma en que se concibe el descanso: no como un signo de pereza, sino como una herramienta clave para mejorar la salud y el rendimiento.
Redacción de: Karen Rodríguez A.