El humo generado por los incendios forestales activos en las provincias de Manitoba y Saskatchewan ha cruzado el océano Atlántico y llegó al noroeste de Europa a inicios de junio, según confirmó el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus (CAMS), una agencia de observación climática de la Unión Europea.
Los datos satelitales recopilados por CAMS muestran que las columnas de humo comenzaron a formarse a mediados de mayo, cuando los incendios en las regiones centrales de Canadá intensificaron su actividad debido a condiciones de sequía extrema. Estas columnas, transportadas por corrientes atmosféricas de gran altitud, recorrieron miles de kilómetros antes de alcanzar partes del norte de Europa, incluida la cuenca de París y otras zonas del oeste del continente.
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Alta concentración de humo, sin impacto directo en la superficie
Aunque los niveles de humo detectados en Europa son significativos a gran altitud, los expertos sostienen que no representan una amenaza inmediata para la salud pública. La mayor parte de las partículas y gases contaminantes, como el monóxido de carbono, no descienden hasta las capas bajas de la atmósfera, por lo que no se anticipa una degradación notable en la calidad del aire en superficie. Sin embargo, la presencia del humo puede manifestarse en la forma de cielos brumosos y puestas de sol intensamente coloreadas, un fenómeno que ya ha comenzado a observarse en varias regiones europeas.
Perspectiva global: emisiones también desde Rusia
El fenómeno del transporte de humo a largas distancias no se limita a Canadá. Según CAMS, desde principios de abril se han producido incendios extensos en el Distrito Federal del Lejano Oriente de Rusia, particularmente al este del lago Baikal. Estos incendios han generado aproximadamente 35 millones de toneladas de emisiones de carbono, lo que contribuye significativamente a la acumulación de gases de efecto invernadero a nivel global.
El monitoreo constante del humo y otras emisiones atmosféricas permite comprender mejor la dinámica de estos eventos y sus consecuencias tanto a nivel local como internacional. Para Canadá, esta situación refuerza la urgencia de adaptar estrategias de prevención y respuesta frente a incendios forestales, en un contexto de cambio climático que multiplica la frecuencia e intensidad de estos fenómenos.
Mientras el humo canadiense sigue su trayectoria hacia Europa y otras regiones, las autoridades en Canadá se mantienen en alerta ante la posibilidad de nuevos incendios durante el verano. Los servicios de emergencia y los equipos de respuesta trabajan en coordinación para contener los focos activos y proteger a las comunidades afectadas.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
