Más de 180 personas fueron brutalmente asesinadas durante el fin de semana en Cité Soleil, uno de los barrios más pobres y peligrosos de la capital. Naciones Unidas condenó el hecho, calificándolo como una “atrocidad inaceptable”, y reiteró su llamado a la comunidad internacional para actuar de forma urgente.
Según la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), la masacre fue ordenada por Monel Félix, alias “Mikano”, un líder de pandillas que acusó a un grupo de ancianos de realizar rituales vudú que habrían causado la enfermedad de su hijo. Los atacantes irrumpieron con machetes en la comunidad costera de Wharf Jéremie, dejando al menos 127 personas mayores entre las víctimas.
Una nación dominada por las pandillas
La violencia de las pandillas domina Haití desde el magnicidio del presidente Jovenel Moise en 2021. Se estima que estos grupos controlan el 85% de la capital y operan como poderes paralelos, financiados por el tráfico de armas, drogas y personas. En lo que va del año, la violencia ha dejado más de 5.000 muertos y ha desplazado a 700.000 personas, según datos de la ONU.
Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, advirtió que la situación en Haití es insostenible: “El pueblo haitiano enfrenta una catástrofe humanitaria y de seguridad sin precedentes. Los responsables de esta violencia deben rendir cuentas”.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a los Estados miembros a financiar y reforzar la misión multinacional de apoyo a la seguridad en Haití. Actualmente, esta misión liderada por Kenia carece de los recursos y personal necesarios para operar eficazmente, con apenas 400 de los 2.500 agentes prometidos y solo $97 millones asignados de los $600 millones requeridos para su primer año.
Organizaciones como Human Rights Watch han señalado la urgencia de una intervención más robusta. “El pueblo haitiano necesita una misión plena de la ONU que garantice seguridad, justicia y derechos humanos. No podemos permitir que esta crisis continúe ignorándose”, dijo Ida Sawyer, directora de Crisis y Conflictos de HRW.
Mientras las pandillas continúan sembrando el terror, la inacción de la comunidad global solo agrava el sufrimiento de millones de personas atrapadas en un ciclo de violencia, pobreza y desesperanza. Naciones Unidas tiene ahora la oportunidad de liderar un esfuerzo coordinado que brinde al pueblo haitiano una esperanza real de cambio.
Redacción de: Karen Rodríguez A.