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Francia es también centro de protestas por las restricciones de COVID-19

Creando caos y entorpeciendo el tráfico, manifestantes en autos, autocaravanas, tractores y otros vehículos llegaron el pasado sábado a París desde Lille, Perpignan, Niza y otras ciudades para protestar por las restricciones de COVID-19. 

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A pesar que las autoridades ya habían advertido que se les prohibiría ingresar a la capital, decenas de vehículos, inspirados por el “Convoy de la Libertad” en Canadá, se volaron el cordón policial, impidiendo el tráfico alrededor del arco del siglo XIX y la parte superior de los Campos Elíseos y desafiando la prohibición policial.

La policía antidisturbios arrojó granadas de gas lacrimógeno para mantener el orden en una protesta callejera autorizada donde los manifestantes, incluidos algunos “chalecos amarillos”, criticaron las reglas de aprobación de la vacuna contra el coronavirus del presidente Emmanuel Macron y el costo de vida. Se realizaron 54 arrestos, se impusieron 337 multas y se detuvieron 500 vehículos que intentaban ingresar a París. El Ministerio del Interior dijo que unas 32.000 personas participaron en protestas en todo el país, incluidas 7.600 solo en París.

Francia requiere que las personas muestren un comprobante de vacunación para ingresar a lugares públicos como cafeterías, restaurantes y museos, y una prueba negativa ya no es suficiente para las personas no vacunadas. Pero, a menos de dos meses para las elecciones presidenciales, el gobierno de Macron necesita evitar que las protestas se conviertan en manifestaciones a gran escala como la revuelta antigubernamental de los chalecos amarillos de 2018, el movimiento que comenzó como una protesta contra los impuestos al combustible y se convirtió en una revuelta más amplia que vio algunos de los peores actos de violencia callejera en décadas y puso a prueba la autoridad de Macron.

Sin embargo, las protestas actuales del “Convoy de la Libertad” van más allá de las restricciones por COVID-19, las personas se quejan de una caída en los estándares de vida en medio de una inflación creciente. “Ya no podemos aceptar el pase de la vacuna”, dijo Nathalie Galdeano, quien había venido en autobús desde el suroeste de Francia para participar en las protestas.

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