El gobierno de Estados Unidos ha solicitado formalmente la venta del navegador web Chrome, propiedad de Google, como parte de las sanciones derivadas de un fallo judicial que determinó que la empresa violó las leyes antimonopolio. La propuesta, presentada por el Departamento de Justicia (DOJ) y varios estados, podría marcar un cambio significativo en el control sobre las grandes empresas tecnológicas y transformar la forma en que los usuarios acceden a la información en línea.
El juez federal Amit Mehta dictaminó en agosto que Google utilizó prácticas anticompetitivas para mantener su dominio en el mercado de búsqueda en línea, perjudicando a motores de búsqueda rivales como Bing y DuckDuckGo. Entre las tácticas señaladas están los acuerdos exclusivos con fabricantes de dispositivos como Apple y Samsung, que consolidaron a Google como el motor de búsqueda predeterminado.
Como parte de las sanciones, el DOJ propuso varias medidas, incluyendo la venta de Chrome, la eliminación de contratos exclusivos y la exigencia de que Google comparta sus resultados de búsqueda con competidores durante una década. Estas acciones buscan limitar el control de Google en el mercado y fomentar la competencia. Además, los reguladores quieren prohibir que Google utilice datos recopilados en su plataforma para entrenar herramientas de inteligencia artificial sin el consentimiento de los usuarios.
Google, por su parte, ha anunciado su intención de apelar. Kent Walker, presidente y director jurídico de la compañía, calificó la propuesta del gobierno como “extrema” y advirtió que podría comprometer la seguridad y privacidad de los usuarios. Según Walker, la decisión del DOJ va más allá del fallo judicial y podría afectar productos clave que millones de personas utilizan a diario.
El caso, considerado el más grande en materia antimonopolio desde la demanda contra Microsoft en los años 90, guarda paralelismos significativos con aquel episodio histórico. Entonces, el gobierno acusó a Microsoft de integrar ilegalmente su navegador Internet Explorer en el sistema operativo Windows, sofocando la competencia de Netscape Navigator. El fallo resultó en un acuerdo que abrió el mercado para nuevos competidores, incluyendo a Google.
Más allá del caso de búsqueda, Google enfrenta otra demanda en Virginia relacionada con su dominio en el mercado de publicidad digital. Estos casos subrayan la creciente presión sobre los gigantes tecnológicos para limitar su influencia en sectores clave de la economía digital.
Las sanciones propuestas serán evaluadas en un proceso que culminará con una audiencia en abril de 2025, con una decisión final prevista para finales de ese año. Si se aprueban, no solo podrían redefinir la estructura de Google, sino también sentar un precedente sobre cómo regular a las grandes empresas tecnológicas en el futuro.
Redacción de: Karen Rodríguez A.