El Vaticano abrió el martes las puertas de uno de los palacios más espectaculares de la Roma renacentista, normalmente oculto a la vista del público ya que alberga algunas de las oficinas más secretas de la Santa Sede: los tribunales eclesiales que deciden todo, desde anulaciones matrimoniales hasta indulgencias plenarias.
El Palazzo della Cancelleria está situado cerca del mercado Campo dei Fiori, al inicio de la Via del Pellegrino, llamada así por los peregrinos religiosos que la utilizaban para caminar hacia la Basílica de San Pedro, al otro lado del río Tíber. Fue construido a finales del siglo XV sobre las ruinas de una iglesia paleocristiana como residencia del cardenal Raffaele Riario, cuyo tío, el Papa Sixto IV, es quizás mejor conocido por haber encargado una obra maestra aún más espectacular, la Capilla Sixtina.
El jefe de la oficina de patrimonio del Vaticano, monseñor Nunzio Galantino, invitó a las cámaras de televisión al imponente palacio de una cuadra como parte de lo que dijo era el llamado del Papa Francisco para que la Santa Sede sea más transparente. Para Galantino, cuya oficina ha publicado un presupuesto consolidado del Vaticano durante los últimos tres años, ese espíritu de transparencia se extiende a las vastas propiedades inmobiliarias del Vaticano. “La transparencia no es sólo un conocimiento cuantitativo del patrimonio; la transparencia también implica conocer el patrimonio cualitativo”, enfatizó.
Galantino ha encabezado los esfuerzos más recientes del Vaticano para limpiar su acto financiero y ser más comunicativo sobre presupuestos, ingresos, inversiones y gastos después de una serie de escándalos financieros que volvieron a irritar a los donantes de la Santa Sede.
Hoy en día, el Palazzo della Cancelleria alberga tres de los tribunales más importantes del Vaticano: la Rota Romana, que decide las anulaciones matrimoniales; la Signatura Apostólica, que se ocupa de los casos administrativos internos de la iglesia; y la Penitenciaría Apostólica, que expide indulgencias, entre otras cosas. Como propiedad del Vaticano, goza de un estatus extraterritorial equivalente al de una embajada, en el corazón de Roma.
Redacción de: Karen Rodríguez