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El papa Francisco vista la República Democrática del Congo y envía fuerte mensaje “¡Quitad las manos de África! ¡Dejen de asfixiarla!”

Los problemas de rodilla del papa Francisco le forzaron a aplazar su viaje a República Democrática del Congo y Sudán del Sur, previsto inicialmente para julio del año pasado, pero finalmente Jorge Mario Bergoglio aterrizó este martes en Kinshasa, donde fue recibido por cientos de miles de personas que salieron a las calles. Francisco arrancó así, entre multitudes, cantos y pancartas, su décimo viaje a África, el 40 de su pontificado, en una visita de seis días donde tratará de poner el foco en dos de los conflictos olvidados del planeta.

En su primer discurso del viaje, en el Palacio de la Nación de Kinshasa, Francisco lanzó una fuerte denuncia contra el “colonialismo económico” que cree que, tras el colonialismo político, es “igualmente esclavizador”. “¡Quitad las manos de África! ¡Dejen de asfixiarla!”, clamó el Pontífice, entre los aplausos de los presentes. Bergoglio puso de ejemplo República Democrática del Congo, un país “abundantemente depredado” que “no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos y se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su propia tierra lo conviertan en extranjero para sus habitantes”.

“África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear. Que África sea protagonista de su propio destino. Que el mundo recuerde los desastres cometidos a lo largo de los siglos en detrimento de las poblaciones locales y no se olvide de este país y de este continente”, insistió, en un duro mensaje contra los abusos políticos en el continente.

El objetivo de este viaje es llevar un mensaje de paz tanto en República Democrática del Congo como a Sudán del Sur, sin embargo, también llevar la atención internacional hacia algunas de las peores crisis humanitarias de África, uno de los pocos lugares en el mundo donde crece el número de fieles de la Iglesia católica. En República Democrática del Congo, la mitad de sus 90 millones de habitantes son católicos, y tiene más de 6.000 sacerdotes, 10.000 monjas y más de 4.000 seminaristas, el 3,6% del total en el mundo. Solamente en una misa celebrada este miércoles en la explanada del aeropuerto de la capital han acudido más de un millón de personas.

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