Rodrigo Chaves comenzó el domingo un mandato de cuatro años como presidente de Costa Rica, asumiendo el cargo con discurso lleno de reproches para su antecesor y la clase política del país, al tiempo que prometía grandes transformaciones.
Poco después de que el presidente saliente Carlos Alvarado Quesada le entregara la banda presidencial ceremonial, Chaves arremetió contra el estado de la nación que le ha quedado al frente, debido al alto costo de la vida, la delincuencia, el narcotráfico y las largas filas en las oficinas del seguro social.
“¡No solo vamos a poner la casa en orden, la vamos a reconstruir!” prometió. “Este es el signo de nuestros tiempos. ¡Es la urgencia de un cambio que no se puede demorar, el grito de una democracia que no dejaremos que desaparezca!”
Sentenció que “si la clase política falla una vez más, el país se puede desmoronar”.
“Mírenme como soy, un humilde instrumento para cumplir con el mandato del pueblo, un pueblo que unido puede lograr el cambio urgente que nos impone la historia”, dijo en su discurso de toma de posesión en el legislativo nacional.
El economista conservador, el cual fue brevemente ministro de Finanzas bajo Alvarado, se presentado a sí mismo como el extraño en la contienda, señalando que su Partido Socialdemócrata del Progreso nunca había ganado en ningún nivel antes de este año.