Brasil ha dado inicio a su presidencia del grupo de las 20 economías más grandes del mundo con una inédita “cumbre social”, destinada a escuchar a la sociedad civil y sumar sus propuestas a la agenda global. La cumbre principal del G20 se llevará a cabo el lunes y martes en Río de Janeiro, reuniendo a los líderes de las principales economías mundiales.
La cumbre social, que comenzó este jueves y concluirá el sábado, ha congregado a unas 40.000 personas de los países miembros del G20. Durante tres días, los asistentes debatirán en paneles y mesas redondas en torno a temas clave como la sostenibilidad, la energía verde, la lucha contra la pobreza y la reducción de la desigualdad. “No podría haber medidas efectivas sin acoger las contribuciones de la sociedad”, afirmó el canciller brasileño Mauro Vieira en su discurso de apertura, acompañado de la primera dama, Rosângela da Silva, y otros ministros del gobierno.
Una presidencia centrada en lo social
La inclusión de esta cumbre social es un sello distintivo de la presidencia brasileña del G20. La primera dama, conocida como Janja, enfatizó que iniciar el evento con un enfoque en el bienestar y los derechos de los ciudadanos le da a esta cumbre un sentido de justicia social y de proximidad con las comunidades más desfavorecidas. “Creo que podemos lograr que, a partir de ahora, se escuchen las voces y se acepten efectivamente sus recomendaciones”, declaró.
Las conclusiones de las discusiones de la cumbre social serán presentadas a los líderes del G20 en un documento final, con el objetivo de que las propuestas de la sociedad civil sirvan de guía en las decisiones de la cumbre principal.
Recomendaciones desde las favelas y el F20
Además de la cumbre social, el G20 brasileño ha recibido las propuestas de un grupo especial conocido como el “F20”, que reúne a representantes de las favelas y otras comunidades de bajos ingresos. Este grupo presentó la semana pasada una declaración conjunta que aboga por la justicia climática, el acceso al saneamiento, la inclusión digital y financiera, y la reducción de la desigualdad.
En Brasil, donde el 8% de la población vive en barrios marginales, esta participación representa un esfuerzo por conectar los desafíos locales con la agenda global. “El G20 se supone que mejora la situación para el mundo, pero no creo que mejore nada en esta comunidad”, dijo Antonio Florencio, residente de la favela de Rocinha, una de las mayores de Río de Janeiro, reflejando el escepticismo de muchos en estas zonas vulnerables.
Redacción de: Karen Rodríguez A.